Ponerse al lado correcto de la historia queda muy bien salvo que el tono firme y las palabras épicas resultan inútiles si no se consiguen resultados. Desafortunadamente, el Congreso es una decepción permanente. Inaceptable que ni siquiera la solicitud de vacancia consiga los votos, a pesar del clamor popular o ¿serán ciegos? ¿La exitosa marcha del sábado pasado no les dice nada?
Madeleine Osterling
Entraron con demasiada hambre, desesperados por pagar las deudas y favores de campaña y hacer riquísimas fortunas como tantos otros sátrapas latinoamericanos. Pensamos que con Vizcarra habíamos tocado fondo pero la realidad nos demuestra que siempre se puede estar peor. Castillo lo ha superado con creces, se ha convertido en la versión moderna de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Castillo se ha convertido en el primer mitómano de la nación. Parece haber perdido el miedo a ser descubierto o será que su ramplonería no le permite mayor análisis. Mintió desde el 28 de julio con su discurso antiespañol y con insólitas promesas que no ha cumplido como renunciar a su sueldo o convertir a Palacio de Gobierno en un museo.
“La estrellita de Latinoamérica” ya no existe más. No vivamos de espejismos y recuerdos edulcorados, enfrentemos la realidad. Como bien señala Ismael Benavides, el crecimiento, la reducción de la pobreza y la mayor sensación de bienestar no sólo se dio por los precios altos de los minerales como maliciosamente desinforma la Izquierda, sino por una excelencia en la gestión.
Castillo está absolutamente blindado por sus amigos chotanos que no lo pierden de vista un solo minuto. Tan incompetentes como él, pero más criollitos, son de aquellos que creen que se puede manejar al país con decisiones improvisadas y amiguismo y que le han hecho creer que es una suerte de rey medieval, que sus caprichos son órdenes y que sus errores y maltratos no tienen consecuencias.
¿Hay una apatía generalizada frente a lo político o es un irresponsable acomodo? ¿Qué va a pasar con Castillo?
Tenemos un Estado fallido y cada desastre natural que impacta a nuestro país lo hace evidente; incapaz de responder con celeridad y eficacia.
No dejemos que la pandemia le quite visibilidad a los problemas del país ni nos acostumbremos a ser gobernados sin transparencia ni participación de la prensa. Tampoco cerremos los ojos ante la realidad: Castillo es mucho más peligroso de lo que parece, no lo minimicemos.
Basta escuchar las noticias un día cualquiera para tener la foto de un país en estado de descomposición y una sociedad intentando sobrellevar esa pesadísima carga, sin instituciones a las que recurrir, en absoluto estado de indefensión. Somos parte de esa Latinoamérica pendular, donde desafortunadamente el ciclo positivo generado por las democracias liberales está de salida.
He perdido toda esperanza en el Congreso. Les aterra que los llamen golpistas o desestabilizadores o que los acusen de abusar de la vacancia y atentar contra la democracia.
Los problemas del Perú han sido diagnosticados reiteradamente, por años, lo que toca es encontrar las soluciones e implementarlas. Indispensable tener un gobierno íntegro y competente. Si la cabeza está podrida, el cuerpo también entra en descomposición.
Hemos tocado fondo en nuestra miseria. Un programa periodístico que no recibe un ápice de publicidad estatal hace una gravísima denuncia de corrupción contra Castillo, con evidencia contundente, y no pasa nada. El país amanece como un lunes cualquiera.
La miasma de la corrupción no ha dejado esquina del país a salvo. La valiosa prensa democrática, que afortunadamente aún se sostiene, se ha convertido en un permanente boletín de denuncias de los negociados en el sector público, hasta las más altas esferas, ante la inaceptable inacción de la Fiscalía de la Sra. Zoraida, cada día más inoperante y sumisa al poder.
Somos unos “María Antonieta”. Pareciera que viviéramos en un estado de inconsciencia absoluta mientras el comunismo se apodera del Perú. Nos deleitamos con la insuperable salsa en homenaje a las fechorías de Castillo, cuando en simultáneo el nuevo embajador cubano oficializa su cargo con la absoluta bendición de este gobierno y del Canciller pintado en la pared.
Inaceptable que existan congresistas de la oposición que sostengan que no hay causales para la vacancia cuando la evidencia es abrumadora. Los engaños, el cinismo y las tonterías que declara Castillo, deliberadamente, ya sobrepasan toda tolerancia y razonabilidad.
¿Han perdido el sentido de urgencia? Sorprendentemente, hay muchos empresarios que piensan que el país va a sobrevivir a este gobierno comunista, que la pesadilla acaba en cinco años sin mayores trastornos y que, finalmente, el Perú siempre es un sobreviviente.
A Castillo no se le puede pedir que gobierne, que priorice las necesidades del país, que tenga una estrategia para paliar la crisis y aumentar la productividad, ni siquiera para cerrar brechas porque es un simple maestro de escuela, sin ninguna preparación, con el agravante que sus equipos de trabajo son igualmente incapaces y con escandalosas trayectorias delincuenciales.
Mientras los gobernadores regionales sigan siendo unos delincuentes, no deberían recibir un sol del canon. Estos enclaves donde se refugian los súper poderosos reyezuelos regionales tienen que ser reestructurados. Desafortunadamente, el Ejecutivo mira de costado ante la corrupción.