¡Resistiremos! Ni un gobierno delincuencial ni un Congreso mercantilista nos van a doblegar

Ponerse al lado correcto de la historia queda muy bien salvo que el tono firme y las palabras épicas resultan inútiles si no se consiguen resultados. Desafortunadamente, el Congreso es una decepción permanente. Inaceptable que ni siquiera la solicitud de vacancia consiga los votos, a pesar del clamor popular o ¿serán ciegos? ¿La exitosa marcha del sábado pasado no les dice nada? Caraduras absolutos, desconectados de la calle, solo cuidando su bolsillo y sus corruptelas. Sin embargo, advertidos están que la democracia no es blanda ni débil ni asustadiza y tarde o temprano rendirán cuentas ante el país. La interpelación y censura de ministros no es suficiente, no es nuestro premio consuelo. Estos personajes son fusibles y este gobierno lo ha demostrado con creces. El problema es Castillo y si no lo vacan a pesar de la contundencia de las pruebas en su contra, serán cómplices, tan culpables como aquella podredumbre que se aferra al poder.

En este penoso contexto donde el bienestar de la gente es la última prioridad del Gobierno, el ex premier y congresista Guido Bellido no tuvo ninguna vergüenza en declarar que justificaba la actitud de Putin, puesto que solo se trataba de una intervención militar. Este es el nivel de congresistas que tenemos, ciegos, ignorantes, ideologizados e inhumanos. ¿No tiene capacidad de comprender que se trata de una invasión injustificada y que han asesinado a miles de hombres, mujeres y niños? Los han masacrado. Han quebrado todas las reglas del derecho internacional. Son la más pura expresión del totalitarismo y el mal. Este desgraciado conflicto no solo impactará a las víctimas ucranianas sino a todo el mundo.

El precio del petróleo está por las nubes. El Perú es importador de crudo, solo produce 40,000 barriles diarios, pero consume 250,000. No solo se afectará nuestra balanza comercial de hidrocarburos, sino que subirá ostensiblemente el precio de los combustibles que, a su turno, determinará una subida en los precios de los alimentos y productos de primera necesidad, conllevará inflación y pobreza. Los fertilizantes no se salvan; sufrirá el agro, así como nuestras exportaciones por el mayor costo del flete marítimo, ya impactado por la covid y la reducción de flota de las grandes navieras. Es un desastre exponencial y muy malo para nuestra deteriorada economía.

En el 2021 nos han favorecido los términos de intercambio, pero ¿cuánto más puede resistir la inercia? Hoy el riesgo de una nueva Constitución o la posibilidad de expropiaciones/nacionalizaciones está latente pero no es inminente, lo que ha permitido que la gente se calme y el flujo de capitales al exterior se haya reducido. Sin embargo, Castillo se llena la boca sosteniendo que no ha ahuyentado a la inversión privada porque es incapaz -a pesar de que dice ser Magíster de la Universidad César Vallejo– de identificar cuáles son los factores que determinan el crecimiento de un país. Posiblemente las grandes empresas no se vayan, pero observan el panorama muy gris y no han previsto nuevas inversiones.

A más inri, la omnipresente ministra/congresista Chávez insistirá con la Agenda 19 de Maraví, la ley que prohíbe la tercerización laboral y el incremento de los gastos del despido. En este escenario, jamás se protegerá al 78% de peruanos que trabaja en la informalidad.

Estamos mal y, a este paso, solo estaremos peor. La cruel realidad no admite disfraces ni apariencias.

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