Un gobierno descontrolado y un congreso traidor: "dupla de oro" para llevarnos al despeñadero
La miasma de la corrupción no ha dejado esquina del país a salvo. La valiosa prensa democrática, que afortunadamente aún se sostiene, se ha convertido en un permanente boletín de denuncias de los negociados en el sector público, hasta las más altas esferas, ante la inaceptable inacción de la Fiscalía de la Sra. Zoraida, cada día más inoperante y sumisa al poder.
Dicho esto, el pasado martes 7 de diciembre será recordado como un día negro para la democracia: 80 congresistas nos negaron el derecho a conocer la verdad sobre las andanzas turbulentas de Pedro Castillo, votaron en contra de la transparencia y la democracia, renunciaron a su función de fiscalización, apagando la tenue luz de esperanza de que el país salve su futuro y le ponga fin a este descontrolado gobierno comunista. Inaceptable que APP, salvo dos valiosos congresistas: Chiabra y Echaíz, a quienes Acuña amenazó con expulsar del partido, haya votado en contra de la admisión de vacancia. Son tan obvios, que inmediatamente después se orquestó una campaña para debilitar y quizás asesinar a la Sunedu, en la que participó activamente la premier y toda su corte, con el propósito de que nos llenemos de universidades de fantasía y sus dueños, los mismos de siempre, se sigan enriqueciendo a costa de mantener a los peruanos en la ignorancia.
Gente a la que considero inteligente estimaba que no era el momento para la vacancia porque la calle se iba a levantar y se generaría más inestabilidad. ¡Falso! No hay nada más costoso que un día de gobierno de Castillo. Están tomando todas las instituciones y hoy, gracias a la intervención del embajador/agente cubano, Cerrón manda nuevamente. Su plan de llegar al gobierno para cubanizarnos y aferrarse al poder sine die, lo mismo que repitió a lo largo de la campaña sin ningún pudor, se está cumpliendo a rajatabla y lo estamos permitiendo.
Somos un país muy difícil de gobernar, casi diría imposible. Enfrentado y polarizado, albergando odios ancestrales que este gobierno ha sabido resucitar y capitalizar, y con una derecha dividida y sin ninguna capacidad para construir una oposición seria y eficaz. La poca inteligencia, mercantilismo y agendas personales de nuestra deteriorada clase política, los hace olvidar que están ahí para solucionar las dificultades por las que atraviesa el país y no para convertirse ellos, en nuestro principal problema. Son un gran fracaso; más preocupados por el bienestar de las gallinas ponedoras que por la galopante anemia de los niños o por los destrozos de Minedu, que generarán un serio impacto en las futuras generaciones.
Responsabilidad compartida con el empresariado, representada por tibios gremios que solo se pronuncian y a media voz cuando son afectados directamente, cuando se hostiliza la jurisdicción donde hacen dinero. Ninguna solidaridad, ningún concepto del Perú como una nación con valores e identidades comunes. Es la clase pensante del país que ha visto cómo la educación ha sido absolutamente tomada por la Izquierda y ha mirado de costado. Ni un solo centavo para financiar la creación de think tanks que permitan analizar los inmensos retos de nuestro país, proponer soluciones y formar líderes que se involucren en la política con verdadera vocación de servicio. Nunca es tarde, no permitamos llegar a un punto de no retorno.
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