Cien años de soledad es la obra más importante de García Márquez. Publicada en 1967, es una novela completa, cuyos temas transitan entre la soledad y el realismo mágico que se descubre en Macondo, el pueblo ficticio que el autor colombiano utiliza para recrear parte de las costumbres y anécdotas de su propia infancia en Aracataca.
Luis Miguel Cangalaya
A principios del siglo XX, entre 1918 y 1919, se expandió la pandemia de influenza, conocida como la gripe española, que mató a más de 50 millones de personas en el mundo. Dada su magnitud, esta pandemia causó incluso mayor cantidad de muertes que recién concluida Primera Guerra Mundial.
Resulta que no solo la que usó el calificativo de pobres tiene un pésimo equipo de investigación; la del otro canal, quien la critica porque, según dice, no es periodista como ella, también tiene el mismo problema. Y resulta que los otros también sufren esas carencias.
Hace unos días una conocida periodista salió de su zona de confort para calificar a las universidades. A una en especial, por cierto, y lo hizo mal, no solo por no saber quiénes eran, sino por calificar desde una burbuja.
La primera vez que me paré al frente del salón y tuve miedo fue cuando mi maestra de primaria me ridiculizó porque no sabía leer. Lo recuerdo bien. Y es que en realidad sí sabía leer, solo que casi siempre me trababa con algunas letras y yo solo quería aprender.
Hace un mes que no hablo con papá. En realidad, debe ser un poco más, pero es hace un mes que también dejé de verlo, no porque yo quisiera, sino porque a veces las decisiones no las tomamos nosotros, sino son ellas las que nos toman y solo nos queda aceptar. Así lo aceptamos hace un mes, y desde entonces nos dejamos de hablar.
Las calles están recobrando su color. No un color nuevo, sino ese que siempre les perteneció, con todos sus adornos contemporáneos. Las combis han vuelto a salir, como en caravana, y es común verlas en las esquinas que se han convertido en paraderos informales.
Somos seres sentimentales. Es una afirmación personal, es cierto, pero estos tiempos nos han dado motivos para afirmar que lo somos. No aguantamos tantos días sin abrazar a nuestra familia, a nuestros padres, a nuestros hijos. Contamos los días y los marcamos en el calendario porque –así lo creemos– podemos tener el control del tiempo.
A papá lo miro desde lejos. Él me mira también y seguro quiere decirme algo, pero se contiene. Yo voy a su encuentro, porque lo conozco, porque a veces le gusta dar la contra y a veces reniega, y entonces lo miro, lo abrazo y le digo que puede contar conmigo siempre.
No vuelvas la mirada hacia atrás. Ya le he dicho, no vuelvas la mirada, pero a veces no hace caso, me ignora, a ti, a mí, a todos. En realidad, casi nunca hace caso, no le importa, dice que no le importamos, pero la verdad es que sí, aunque no lo diga, aunque no lo acepte, le importamos y mucho.
Debido a la ampliación de la cuarentena, ha crecido la preocupación por al tema laboral, ya que, como sabemos, el mayor porcentaje de nuestra economía se mueve a partir de lo informal y ese sector ha sido el más golpeado. Sin embargo, ahora, parece que los empleados formales también se verían afectados con la denominada “Suspensión perfecta de labores” en busca de una supuesta “equidad”.
Nos hemos acostumbrado a mirar desde la ventana. En realidad, no hay otro espacio donde nos podamos sentir seguros cuando sabemos que allá afuera el mundo intenta desaparecer. Eso nos aterra. Entonces nos atrincheramos como quien busca protegerse en una guerra que nosotros mismos estamos complicando aún más.
Nos hemos convertido en una ciudad zombie. Este fin de semana lo comprobé. No somos una ciudad zombie porque tengamos que aislarnos para evitar el contagio, sino por la falta de razón que nos hemos empeñado en vociferar. No nos importa nada. Las calles parecen no verse afectadas por el incremento de infectados.
Acabo de leer con mucho agrado el libro Divina metalengua que pronuncio (2017) de Rubén Quiroz Ávila. Se trata de una selección de 16 poetas transbarrocos que él mismo se encarga de explicar detalladamente en la introducción del libro. Para Quiroz la poesía transbarroca comienza en el siglo XVII.
El pasado domingo, a los 95 años, se le apagó la vida al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. Se fue el poeta místico, el sacerdote popular, el teólogo, el revolucionario. Se fue, quizá, uno de los más grandes de las letras hispanoamericanas.
El Grand Splendid fue inaugurado en 1919 como uno de los más importantes teatros de Buenos Aires. Años más tarde, luego de haber dejado de funcionar, fue recuperado para que se instale, según Nacional Geographic, la mejor biblioteca del mundo.
No existe el amor platónico. No. Solo es una construcción social moderna que se ha extendido y ha tenido la aceptación general de las personas. Y menos existe si se piensa que está asociado a Platón porque el filósofo griego amó desenfrenadamente y con una pasión que lo llevó a la idealización. No. Platón jamás habló de un amor así.
A Diego Alonso Samalvides lo conocí en la universidad. Le gustaba escribir y leía mucho, más de lo que un estudiante de primeros ciclos acostumbra. Desde las primeras clases mostró un desbordante interés por la literatura.