Ernesto Cardenal y el marxismo
El pasado domingo, a los 95 años, se le apagó la vida al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. Se fue el poeta místico, el sacerdote popular, el teólogo, el revolucionario. Se fue, quizá, uno de los más grandes de las letras hispanoamericanas. Un poeta diferente, uno que, a pesar de su condición religiosa, creía fielmente que el cristianismo y el marxismo no necesariamente tenían que ser incompatibles.
El evangelio en Solentiname es un libro que recoge ese pensamiento y acciones del poeta en su estancia en la isla de Solentiname. Cardenal pone de manifiesto su papel social y es precisamente desde el espacio que conoce, la religión, que asume una actitud políticamente activa en aspectos sociales y políticos. Aquí es donde analiza la situación social desde presupuestos marxistas en relación con sus vastas lecturas del evangelio cristiano. Ese es un camino que no muchos se atrevieron a intentar.
Más adelante, en una entrevista que le hicieran en el 2012 para el diario El País, el poeta aclara su relación con el marxismo. Cuando le preguntan si cree que el marxismo está vigente en la actualidad, Cardenal afirma que el marxismo nunca había fracasado porque nunca se puso realmente en práctica. Más adelante, le preguntan: ¿No cree usted que el marxismo incurrió en errores? O quienes lo trataron de llevar a la práctica. Ernesto Cardenal responde tajante. Sí, y el cristianismo también, que tuvo horribles versiones: las cruzadas, la Inquisición, los papas del Renacimiento.
Cardenal, sin duda, era un poeta diferente y, además, un sacerdote que miraba la vida desde otras aristas. Fue un crítico constante y muy agudo del Vaticano. Incluso creía que la Iglesia había traicionado el Evangelio. Y todo ello, solo es parte de su vida, de la que respecta a su filiación religiosa y social. Faltaría tanto aún para hablar de su poesía, esa que lo elevó a la eternidad.