La madre de todas las pandemias
A principios del siglo XX, entre 1918 y 1919, se expandió la pandemia de influenza, conocida como la gripe española, que mató a más de 50 millones de personas en el mundo. Dada su magnitud, esta pandemia causó incluso mayor cantidad de muertes que recién concluida Primera Guerra Mundial. La población mundial de 1918, calculada en aproximadamente 1,800 millones de personas, fue afectada con esta pandemia en un tercio de su total.
La periodista Laura Spinney publicó en 2018 el libro Pale Rider: The Spanish Flu of 1918 and How it Changed the World (El jinete pálido. 1918: la epidemia que cambió el mundo), donde recupera la historia de la epidemia y revela la magnitud de los hechos ocurridos a inicios del siglo XX, y cómo estos contribuyeron a cambiar la historia del mundo. “Una de las formas en que traté de explicarlo en mi libro fue que, para mí, esa pandemia es recordada individualmente como millones de tragedias discretas, no en el sentido de un libro de historia de algo que le sucedió colectivamente a la humanidad”, señala la autora.
La enfermedad no se trató adecuadamente. Los sistemas de salud de entonces no eran los mejores, sobre todo, en lo referente a salud pública. Spinney señala que “en las naciones industrializadas, la mayoría de los médicos trabajaba de manera independiente o era financiado por instituciones benéficas o religiosas. Y muchas personas no tenían acceso a ellos”.
Hay que entender que en aquella época los tratamientos y alcances científicos eran limitados. En principio, los doctores pensaban que se trataba de una bacteria y no de un virus; por tanto, no se trató adecuadamente. Finalmente, la vacuna para la gripe estuvo disponible más de veinte años después de que la pandemia se haya llevado millones de vidas en el mundo.