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Roberto Cores

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Michel de Yugoslavia Desde Torri del Benaco

Conduje hasta el Lago di Garda, en el norte de Italia al pie de los Alpes. Con sus 370 kilómetros cuadrados de superficie y profundidad media de 136 metros, es el mayor lago de Italia y uno de los más afamados lagos turísticos.

Domingo. Sol a media caña. Monumental Callao festeja aniversario. Camino despacio, la calle desierta, sin eco, puertas y ventanas cerradas. No muy lejos las esquinas donde la gran orquesta pone la sabrosa salsa que levanta vuelo sobre el puerto. Voy a Casa Fugaz, Pasaje Ronalds, está de moda, tiene su fiesta con las exposiciones de arte en oferta. Fui por la de Christo Ramos.

Disfrutada cercanía vivo cuando sin tanto rodeo una palabra un color algún objeto, la antigua canción un dulce o fotografía me devuelve a Tacna. En la calle San Martín el 868 marcaba la casa que se estiraba hasta la Zela. Ahí viví hasta los 9 años cuando volví a Lima donde mis padres, Isabel y Roberto, y hermanos, Alfredo, Marisa y César, para juntos poner rumbo a Iquitos.

Después del incendio que el 28 de julio en el piso 8 de la Torre 3C de Residencial San Felipe, Jesús María, convirtió en escombros un departamento y dejó varios arruinados por el humo, fuego y el agua usada en combatirlo, la primera respuesta positiva la dieron los vecinos trayendo víveres y vestido en auxilio de los damnificados.

Por Roberto Cores

Fiel a su espíritu de Capitán, hasta el último puerto, Mario Belaunde Guinassi pidió que lo cremaran y lo dejaran sobre el mar que tantas veces había navegado de lado a lado y otras sobrevolado en el Constellation, su avión preferido. Siete años después de cumplido su pedido, empieza a mostrarse nuevamente su figura de capitán y la proa de su nave.

Pasaron como tenían que pasar. Las mismas cabriolas y martingalas para intentar soportar el asedio que sabían tendrían después de la confesión, el dudoso arrepentimiento sin propósito de enmienda ni penitencia.

Después de una noche con frío de cortar una mañana de sol tibio y salir con el pie derecho, era casi seña de comienzo de una serie de días con temas para recordar y guardar. Y así fue. Primer tema, retomar el libro catálogo de la retrospectiva UGO CAMANDONA. Rescate y Antología, curada por Elida Román, presentada de enero a marzo en el Espacio Pardo Hereen.

Se fue una semana llena de buenos momentos y salpicada de unos sorpresivos descascares que mostraron muchas heridas del Perú. Pero tuvimos momentos de celebración.

Visto, conocido, considerando, que Liz Mendoza de Pomez y Elvis Pomez Cano, su esposo, ven con cariño y conocimiento proyectos de progreso para sostener con óptimo resultado lo logrado, mejorarlo y continuar preparando buen terreno para recibir ese futuro cercano que ambos quieren para Pachacamac y su natal Manchay, no es raro que un considerable porcentaje de vecinos electores proponga y quier

No lo pisan

Sin tanto desafío cambiando de carro para avanzar y llegar al 886 de Primavera Clínica Zegarra a las siete y estar en punto y coma para la inauguración de Paisajes Humanos fue que tuve la idea que sería inauguración formal y lo fue con correctos discursos anuncios y prestigios y fue entretenida noche de inauguración rico vino y bruschettas, muchos antiguos amigos y las obras de gol con el monta

No lo he preguntado, creo que no lo haré, pero sé que de haberlo hecho o hacerlo la respuesta sería la que imagino hubiera recibido o recibiría. Esta es la pregunta. ¿Se conocieron Eugenio W. Ibáñez Incháustegui y Edwin Cori Isidro? La inmediata respuesta.

Nueva página de nombre vareleano, Ellos existen, se anota en el libre compaginado de Crónicas y Retratos junto a Cámara Real, Reinas del Norte y Territorios de Oriente.

Aunque los santos no son santos ni conocidos como entusiastas del café nos sirven para crear, en el titular, una asociación que nada tiene que ver con la santidad. Sí con tema de historia, trabajo y desarrollo de vínculos vecinales y amicales. Usarlo fue una ocurrencia que pensamos podía despertar su interés y quitarle un algo de su tiempo leyéndonos. Le agradecemos.

Viernes por la tarde. El paisaje inesperado que me ofrece la salida al balcón es una ciudad que se estira, llega al mar, sube y rodea los cerros, se desdibuja y empaqueta bajo el toldo gris frío de neblina y humedad. Unos puntos amarillos ponen un toque de color pero juntos no suman ni alcanzan la calidez que hay en casa de Américo Ccala, piso 17, avenida Brasil.

Sabe que tiene ojos que saben ver y celebro que sabe que lo sé. Y esto, en la tarde del día siguiente al de un eclipse con luna roja que abrió las puertas a las llaves que llevan la voz cantante, es realmente un regalo. Lejos de pesados candados amarres enredados y jirones recortados.

La mañana abrió el ojo con la neblina húmeda que está viniendo temprano a confirmar que puede mantener su instalarse en condiciones de pared infranqueable sobre el paisaje del Este. A las rascas pasa la hilera de casuarinas y aparece entre los recortes de los edificios como unos lápices atallarinados.

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