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Es fuerza es luz

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Fecha Publicación: 28/08/2022 - 22:00
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Disfrutada cercanía vivo cuando sin tanto rodeo una palabra un color algún objeto, la antigua canción un dulce o fotografía me devuelve a Tacna. En la calle San Martín el 868 marcaba la casa que se estiraba hasta la Zela. Ahí viví hasta los 9 años cuando volví a Lima donde mis padres, Isabel y Roberto, y hermanos, Alfredo, Marisa y César, para juntos poner rumbo a Iquitos. Siete días río arriba navegamos en la Pedrera con sus albarengas. A orillas del Marañón en la boca del Pongo de Manseriche encontramos Borja, pequeño poblado con una guarnición militar en que destacaron a mi padre en servicio. Viaje inolvidable.

Los recuerdos van a la casa con largo pasadizo, la salita del piano con esos retratos y las mecedoras, el comedor con la vitrina llena de copas, aún tengo algunas, los dos cuadros de paisajes, el reloj de campanadas y la vitrola. Vuelvo al patio con las jaulas de canarios, los geranios en las jardineras altas, una parra, el estanque, la destiladera y la gran vilca bajo la que almorzábamos. Otras veces puedo aterrizar en domingo, misa de 8 en la capilla del Hospital San Ramón, Noritah, mi tía, tocaba el armonio y las madres de Santa Ana me dejaban escoger el Pange lingua y Tantum Ergo que cantarían. No faltan esas salidas con Ma Múa, hermana de mi abuela Isabel, donde fuéramos, al banco o la recova, la saludaban señora Julia. En el Ford Anglia verde de Noritah, segunda tacneña en obtener brevete, íbamos a Calana, Pachía, Calientes, Sama, Ilo y Arica. Cruzando el Caramoye voy caminando al pequeño y antiguo olivar que teníamos en Tonchaca. Los recuerdos, memorias vienen juegan me alegran entretienen y se van.

Hace pocos días di un nuevo salto atrás. En el Face vi estas hermosas fotos de Nelson Luque Huanca. La casa con el típico techo de mojinete, la rumorosa corriente y unos lejanos atisbos de cordillera, me llevaron a Pachía. La siguiente, me devolvió a la Alameda con esa hermosa palmera, la estatua de Colón, la banca de piedra y el piso de tierra. En la otra, la cúpula de la catedral reflejada en ese charquito ve y veo los cambios. Suficiente motivo para buscar a Nelson y encontrar en él toda una historia con su pasión por la Heroica Ciudad, la pintura, la fotografía, lo guardado, la añoranza y lástima por lo perdido. Sus fotos en Crónicas son su saludo y el mío a Tacna y los tacneños que ayer celebraron el 93 aniversario de la reincorporación a la patria después de casi medio siglo de cautiverio.

Habla Nelson. “En cuanto a la fotografía, es una manera de conectarme con mi otra pasión, la pintura, carrera que inicié en Tacna. Creo pertenecer a la primera promoción de la Escuela de Bellas Artes de Tacna Francisco Laso. Ahí conocí la muy poco difundida obra de Marcos Zambrano, una acuarela muy colorida. Ver sus escenas de paisajes tacneños fue una motivación para pintar o fotografiar Tacna. Cada vez que encuentro un tema empieza el juego de luces, texturas, atmósfera, tienes que componer y eso para mí es como pintar un cuadro. Me considero totalmente autodidacta en este fascinante mundo de la fotografía. Trabajo como vigilante, los pocos espacios de tiempo en mis descansos, antes de iniciar o después de terminar mi jornada, los aprovecho al máximo en tomar fotos de una Tacna que poco a poco se está yendo. Estos dos últimos años de pandemia me han hecho usar el celular como nunca aprovechando su cámara dedicado a retratar desde todos los ángulos posibles a mi hermosa ciudad de Tacna y aprender. Siempre aprender de los maestros porque es la manera de superarme a mí mismo. Cuando aprieto el obturador me olvido del tiempo. En más de una ocasión he vuelto al mismo sitio y ahí está la magia. Uno vuelve a los lugares donde es feliz, y eso pasa conmigo entre mi celular, el obturador y las calles y parques de mi Tacna”. Puedo decir lo mismo aunque no fotografíe Tacna.

“Cada vez que creo retratar algún paisaje de Tacna viene a mis recuerdos la imagen de mi profesor en la secundaria Apolinar Suárez Valeriano, para él mi más profundo agradecimiento y respeto a su memoria. Gracias profesor por sus consejos”, dijo Nelson.

El título de la Crónica lo tomé del himno de Tacna creado en 1935. Considerado como uno de los más poéticos del Perú, tiene letra del profesor puneño Víctor Ballón Ángulo, el maestro arequipeño Alberto Díaz Robles compuso la música para piano y violín. En 1950, durante la visita del ministro de Educación general Ernesto Montagne, los alumnos del Colegio Nacional Coronel Bolognesi lo cantaron por primera vez.

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