De galerías.4
Domingo. Sol a media caña. Monumental Callao festeja aniversario. Camino despacio, la calle desierta, sin eco, puertas y ventanas cerradas. No muy lejos las esquinas donde la gran orquesta pone la sabrosa salsa que levanta vuelo sobre el puerto. Voy a Casa Fugaz, Pasaje Ronalds, está de moda, tiene su fiesta con las exposiciones de arte en oferta. Fui por la de Christo Ramos. Estuvo en Crónicas, 26.4.21. Llego, lo busco, lo encontré en el segundo piso de la sala 105, en el primero hay obra de Marcos Palacios. Las que Christo expone las ha trabajado con paciencia y dedicación de santo, una le ha tomado seis años para alcanzar su forma final, como todas necesita pide tiempo para verla y llegar. Son piezas en que no funciona fresco, lúdico ni fuerte. No están en la vitrina del pan caliente. El de Christo, es buen pan duro para roer, tiene amase y horno de otra temperatura. Empieza en la selección, recolección, almacenaje de huesos, trapo, hilos, papeles… desechos que piadosamente limpiados y tratados darán vida a los seres de extrañas evoluciones y pensadas mutaciones que habitan intrincados y complejos paisajes. Sugerencias y realidades que Christo Ramos, con su razón, su fantasía, crea y puebla. Puestas frente a ti, con su clara explicación se abren para entenderlas, comprenderlas, recorrerlas y quererlas. Las volvería a ver, las tendría y guardaría.
A Marcos Palacios en su primera muestra, en Parra del Riego, quise comprar uno de sus grandes personajes, tenía ese toque de las piezas que sé me pueden acompañar sin envejecer. Hubiera sido muy buena compañía para las que ahora tengo. Varias partieron. El bueno de Tola nunca me perdonó haber vendido La amante del perro, óleo sobre papel, 1980. “Era tu seguro de vejez”, repetía. Y claro que lo hubiera sido. No estaba equivocado José Miguel ni yo cuando la compré en La Rama Dorada. La foto en el catálogo de Tensiones Generacionales me acompaña. Ahora me gustaría tener la hiena de Joaquín Liebana. Junto con sus esculturas, recortes y pintura está en Tamarindo, el nuevo hit en Barranco conducido por Armando Williams. La inauguración de Joaquín fue un tremendo gol con la compañía de sus compañeros de la Facultad de Arte de la Católica y muchos amigos que colmaron con alegría el espacio que rápidamente he incorporado a mi listado de preferenciales.
En Miraflores, la sala Miró Quesada acoge el homenaje a Carlos Bernasconi curado por Jorge Bernuy. Ha reunido joyería, medallas, cerámica, escultura, pintura, dibujo y grabado del Artista, Maestro formado en Italia. Bernasconi con sus 98 años es creador de ininterrumpida trayectoria en la que también tiene presencia la narrativa. Hace treinta años en el segundo número de Cores.Crónicas y Retratos publiqué una sabrosa narración. En la calle Bellavista, Carlos, miraflorino de antiguo cuño, transformando el local de un cine, abrió BillarT. Instaló su taller de producción, sala de exhibición y venta. Ahora es el Teatro de Lucía, nombre por Lucía Irurita, su esposa, querida y recordada actriz.
Mi amistad con Carlos viene, si no me equivoco, desde 1965 o 66. Nos conocimos en el Centro Piloto Artesanal de Varones. En su local de la calle Salaverry, Surquillo, ofrecía talleres de cerámica, platería y joyería, repujado en cuero, talla en madera, relojería. Él era maestro en el de cerámica, yo alumno en el de platería. Años después, 76 al 79, hice cerámica en el taller de Consuelo Aninat, temporada que recuerdo con muchísimo cariño por las compañeras de barbotina y los banana daiquiris de los divertidos almuerzos mensuales en que eran infaltables con su humor, comentarios y enseñanza Carlos, Ugo Camandona, Sabino Springett y Félix Oliva, gran amigo de Carlos. Su retrato, una cabeza, es parte de la muestra en la sala Miró Quesada.
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