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Raúl Mendoza

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Todos tienen una visión que se corresponde con el “yo soy yo y mis circunstancias”, de Ortega y Gasset (Meditaciones del Quijote). Nadie elige su realidad inicial, sus padres, su pobreza, su país, su cultura, su sexo, su raza… Es una hazaña dilucidar cómo es el mundo que inventaron o nos inventaron y cuáles las respuestas a nuestros dramas.

Jan-Werner Muller parece preocupado por lo que llama “extrema derecha”. Dice que la opción es despojar a algunos de sus derechos políticos en lugar de prohibir partidos ultraderechistas.

Desde la Escuela de Dirección de la Universidad de Piura se dictó un curso de sostenibilidad. Sirve para gobernar, sirve para la vida, pero también para hacer empresa. Hay un capital más importante que todo: la mente humana.

Ni en El Arte de insultar ni en El Arte de tener razón, Schopenhauer hallaría lógica en el epíteto “DBA”. DBA serían, según algunos, p.e, los que criticaron la película de Calero (La piel más temida). Por su empatía con los terroristas o por lo que fuera, toda opinión es legítima y criticarla no te hace DBA.

El Perú retrocede en calificación crediticia. Pareciera no tener futuro, mientras cuarenta candidatos competirán en 2026. Prevalece la amenaza de Antauro, un nacionalista que admira a Velasco y que anuncia muerte. Si millones votaron por Castillo (con el ideario de Cerrón), quién asegura que no votarían por Humala.

Escribía Alfredo Bullard en una columna: “Así es la verdadera vocación. Hace inimaginable dejar de hacer lo que tanto nos gusta. Como alguna vez le escuché decir a Guido Calabresi, la mitad de la felicidad se obtiene dedicándote a hacer algo que pagarías por hacer; la otra mitad es encontrar a alguien con quien pasar el resto de tu vida”.

Me tocó asistir al economista Roberto Abusada en la confección de su libro El futuro esquivo. Percibí que la economía tiene mucho de psicología. Me permitió escribir el prólogo, donde analicé sus argumentos y concluí que el pesimismo echa a perder la economía. La confianza del líder es fundamental. El buen gobernante transmite optimismo, no sensación de caída o parálisis.

No puedo ser centrista porque el centro es un valor vacío, un equilibrio forzado y porque fácil muta en una izquierda móvil porque en su gen las libertades civiles prevalecen al libre mercado. “La igualdad por encima de la reducción de la pobreza”, dicen, pero como decía Benjamín Constant de los liberales, “o se es liberal en todo o no se es liberal en nada”.

¿Hay algo que sea verdad en el Perú? País de pantomimas, donde los fantasmas entran por puertas laterales. ¿Que si Jaime Villanueva (tan preciso de memoria) grabó todo? ¿Y qué tal si la representación es una farsa en cuyos tabladillos se negocia el poder? ¿Y qué tal si los fiscales son amanuenses? ¿Qué tal si todo no es más que un criollo Game of thrones?

El contrato Grace (Cáceres, 1889) que cedía el control de los ferrocarriles y permitía pagar las deudas (entre ellas a Chile, si Perú ganaba el plebiscito) registra, de pasada, sobornos con relojes de oro que Grace encargó desde Nueva York.

Coraje el de Unamuno confrontando con franquistas armados en el paraninfo de la Universidad de Salamanca; o el de Churchill llamando a enfrentar a los Nazis mientras Chamberlain buscaba el appeasement: “¡pobre Neville!, saldrá mal parado en la historia. Lo sé, pues seré quien la escriba”.

En los últimos treinta años el presupuesto creció quince veces, gran parte para sostener a una casta parasitaria que recibe sin ejecutar, que engorda sin resolver. Solo en 2023, se perdió alrededor de 24 mil millones de soles por corrupción, para eso pagamos impuestos.

No es la derecha tradicional mercantilista, y se encarama sobre las ruinas del socialismo del siglo XXI, es una versión distinta de derecha. El socialismo fracasó, tanto que dejó de ser una propuesta social para convertirse en un sistema de control.

Se escuchan los tacos sobre los empedrados huecos. Es una tropa que calla sus pasos. Rastrillan. El viento sopla sobre tu ventana aquella noche. La voz de un hombre resuena en los vidrios. “¡Abra la puerta!”. Corres por los pasadizos, escondes a tu familia, perfilas la fuga, pero estás encerrado. “Voté por él y ahora me quiere preso”.

Leo en un tuit que una comunicadora llama “corruptos” a los congresistas que votaron para aprobar el informe que recomienda la destitución e inhabilitación de los integrantes de la JNJ. Que se sepa, no hay restricciones al voto parlamentario y menos delito ni sentencia que lo confirme ¿De dónde “corruptos”?

Hay un spot que nunca salió en la televisión, en 2002. Se elaboró, pero quedó allí. Lo hizo Francisco Torrico por la agencia publicitaria Neu y mostraba la frase emblemática de una camiseta, la del Chorri Palacios: “Te amo Perú”. Canales y anunciantes arrugaron.

El morbo es “el interés malsano por personas o cosas” dice la RAE, lo que nos pone en aprietos. La catarsis es la purga de emociones a través del drama. Aristóteles veía en el sufrimiento del otro las “bondades” del terror que nos provoca la tragedia, mientras no sea nuestra. Morbo y catarsis juntas.

La cultura de la confianza no solo supone que nadie mienta, sino que no me cambien las reglas bajo las que pactamos. Que nadie mienta es un reto educativo utópico, para eso existe el derecho. Con la desconfianza no celebro contratos ni creo vínculos.

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