Casta parásita
En los últimos treinta años el presupuesto creció quince veces, gran parte para sostener a una casta parasitaria que recibe sin ejecutar, que engorda sin resolver. Solo en 2023, se perdió alrededor de 24 mil millones de soles por corrupción, para eso pagamos impuestos.
Sin muerte civil a los corruptos y a los ineptos, el Estado será la cueva de los piratas. Hace unos días el premier Otárola se fue dejando su propia narrativa “heroica”, impedir el triunfo de Antauro Humala. De hecho, el mensaje pega, pero Humala no es la causa de su propio protagonismo; la causa que engendró a Humala y Castillo es el tramado de vicios de la vieja república; y si reescribimos un libro sobre la corrupción histórica habría que titularlo “Estado corrupto: del Virrey Amat a Pedro Castillo”...
Ocurre que la independencia fue solo separación de España (separación a regañadientes de los peruanos); no fue una revolución liberal, sino el inicio de un nuevo esquema de dominación ganado por los caudillos y generales que se creyeron acreedores del Estado al que habían emancipado. Es la casta criolla, con pelaje civil, militar, dictatorial, democrático, conservador, izquierdista, nacionalista y hasta “revolucionario”. La casta criolla erigió con los influjos de Bolívar un sistema patrimonialista y autoritario que se hizo tradición. La casta criolla es vieja, consolidó la deuda interna con Echenique, vendió sus esclavos con Castilla y se robusteció con consignaciones. Así nacerían las nuevas fortunas. Gamarra, Vivanco, Prado, el civilismo oligárquico del 900, Leguía, Velasco y todos los por venir hasta los hijos progres de Odebrecht y la nefasta “pasantía” de Castillo, nos anclaron en aquella vieja república.
Los “revolucionarios mesiánicos” de izquierda que el Perú siempre sembró solo causaron pérdidas. Las buenas intenciones empiedran el infierno, Velasco legó a la democracia de los 80 una estructura estatal descompuesta y deficitaria. Es precisamente Velasco, el inspirador de Antauro Humala, el áspero general que inició el proceso de deterioro económico de los 70-80. Como Castillo, dejó la semilla de la destrucción; más desempleo; menos salarios; caída de la productividad; déficit; y un agrarismo nacionalista falaz, que nos hizo importadores de alimentos.
“¡Menos Estado y más individuos!”, antiparasitarios y libertad. Así, la revolución solo puede ser liberal porque se trata de devolverle al ciudadano lo que la casta criolla de izquierda y derecha le robó, devolverle la riqueza, una revolución desde las personas, ese es el cambio.
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