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Infieles

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Fecha Publicación: 05/02/2024 - 21:20
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El morbo es “el interés malsano por personas o cosas” dice la RAE, lo que nos pone en aprietos. La catarsis es la purga de emociones a través del drama. Aristóteles veía en el sufrimiento del otro las “bondades” del terror que nos provoca la tragedia, mientras no sea nuestra. Morbo y catarsis juntas.

Ninguna novela sirve sin un malvado que las gane todas hasta las últimas páginas de desgarro del héroe. El maltrecho bondadoso es, después de todo, el otro, el que sufre en nuestro lugar. Las películas de terror, los noticieros chillantes y los programas de chismes, atraen porque somos los espectadores del mal circundante. Recuerdo a los alumnos de una unidad escolar cercana a casa gritando “¡hay bronca en el parque!”… corrían para no perderse de nada. Hilaba sangre y disparaban dientes y cabezazos en la banca. Quizás es lo mismo que atrae en las peleas de box o en John Wick pistola en mano.

“¡Están matando a alguien!”, la gente se apura para no perderse el espectáculo, nadie interviene, pero los celulares se abren paso para captar cada detalle, todos salivan inconfesos. Magaly Medina no haría su rating sin una gruesa cifra de malvados espectadores, sedientos de lágrimas ajenas. No fue ella quien echó a perder tu matrimonio. O ya estaba perdido o lo perdiste mientras tu auto saltaba como rana. Algunos espectadores machos, para superarse a sí mismos, no dudan en contar el número de saltos del auto para saberse superiores a Christian Domínguez, acaparador por un día del trending topic y de la polémica por su saltarina infidelidad.

Infieles hay todos los días y por diversas razones, sin el apuro de Domínguez, pero con el justificativo idiota de que “todos los hombres lo hacen”. Hay quienes abren hilo sobre una supuesta autopercepción de amenaza a la masculinidad de Domínguez cuando ellos hacen regularmente la misma de Tenorio. La teoría es de Gregorio Marañón. No es tan simple. Deseo lo tiene cualquiera, pero control y decisión leal también, más allá de cualquier criterio religioso o metafísico (por si alguien boquea “cucufato”). Simplemente, los compromisos no son volátiles y la libertad es más cuando refiere un ejercicio de autonegación.

Tema aparte, parece que la gente perdona con sumisión a los políticos que los engañan y a los que se dan su fuguita de madrugada. Demasiada concesión. Ya hasta la corrupción se ha convertido en una canita al aire.

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