Vergonzoso que el Gobierno haya sido incapaz de llamar al secuestro por su nombre y que quiera blindar a unos delincuentes por el único hecho de ser ronderos, elite engreída del profesor, votos incondicionales del desastre. Igualmente, vergonzoso que se resista a sacar a un deslenguado e ineficiente premier que no le tiene respeto a nada ni a nadie, ni siquiera a las FF.AA.
Madeleine Osterling
¿Por qué no podemos estar orgullosos de nuestra abundante riqueza polimetálica? ¿Por qué la Izquierda se ha encargado de envenenar a todo el país contra la minería?
El Perú no deja de caer y desafortunadamente el hoyo es muy profundo y pareciera infinito: siempre se puede estar peor. Nuestra democracia agoniza por la resignación, apatía o acomodo de aquellos que deberían liderar la oposición ante tiempos tan aciagos para el país.
Formular previsiones económicas se ha convertido en un ejercicio imposible, incluso a corto plazo. Hoy todos son recortes hacia la baja, producto de una inflación mundial que afecta significativamente a los más pobres. Es un quiebre total cuando se descontrola.
Soy muy escéptica respecto de los sondeos, no solo porque muchas veces suelen inducir las respuestas, sino porque pueden ser un instrumento perverso para provocar errores y falsas percepciones, especialmente los últimos días de una carrera electoral.
Estamos viviendo un escenario surrealista. Demasiados peruanos se preguntan cómo pudimos llegar a este extremo, cómo es posible que se mantenga un presunto delincuente y su red criminal en el gobierno.
El fantasma del populismo es parte del ADN de Castillo. Una falta de respeto inaceptable desatender la seguridad alimentaria de los peruanos. Por esta sola frase “Hoy la hambruna le va a dar solamente a los que no trabajan, a los ociosos”, en la que prácticamente condena a miles por su indolencia, merecería ser vacado.
Es increíble que un país con tanta gente exitosa, que ha estudiado, ha hecho empresa, se ha internacionalizado y salido adelante a costa de muchísimo empeño -porque los niveles de competitividad en el Perú son muy deficientes y necesitas el triple de esfuerzo - tengan que soportar ser gobernados por un grupo de ignorantes y corruptos que solo toman decisiones equivocadas, abusando del populismo
En una sociedad como la peruana, la tolerancia no es una virtud sino una descarnada cómplice de la apatía y el conformismo, y no me refiero a la tolerancia política o ideológica que tanto preocupaba a John Locke, sino a la condescendencia con la corrupción y la mentira.
El Perú se ha convertido en un país caótico, sin ninguna predictibilidad ni seguridad jurídica, donde la mentira y la coima se encuentran absolutamente normalizadas, donde universidades con todas las “certificaciones y pergaminos” son unas simples fábricas de dinero y plagiadores, donde quienes capturaron el Estado han cruzado todos los límites de la ética y la decencia, porque los desconocen,
Los mensajes de optimismo sirven de poco cuando la crisis económica azota los hogares más humildes del país. 10 millones de peruanos no tienen capacidad de cubrir la canasta básica alimentaria: no viven, sobreviven.
¿Se le puede exigir congruencia y cumplimiento de la palabra empeñada a Castillo? No, pues es casi inimputable y tiene toda una maquinaria a su servicio, incluidos siniestros asesores, para perseguir a los ciudadanos valientes que lo denuncian, así como a la prensa independiente que permanentemente lo deja al descubierto.
El maltrato a la ciudadanía por acción u omisión del Gobierno es inaceptable. No permitamos que nuestra reconocida resiliencia se convierta en una “ventaja” para acomodarnos y olvidar que nos cercenan derechos elementales sin mayores explicaciones y que nadie responde por los inmensos perjuicios que acarrean.
Todos los peruanos, casi sin excepción, deberíamos estar levantando la voz para exigir la renuncia de Castillo y Boluarte y la convocatoria a elecciones generales. Hablar a media voz nos hace cómplices del desgobierno y del caos en el que se encuentra sumido el país.
El país está en llamas, absolutamente encarnizado, la convivencia social se está volviendo insoportable, no hay ningún principio de autoridad, ni esperanza de lograrlo con instituciones deslegitimadas y serviles al poder. Ningún presidente reciente ha actuado con más desdén por los procedimientos constitucionales y la ley que Pedro Castillo.
El quehacer político se ha convertido en una competencia de mentiras y de control de las percepciones masivas. La supuesta confesión del prófugo Pacheco, la orden de detención del hombre-orquesta Villaverde y de los enriquecidos sobrinos de Castillo el día en que se discutió la moción de vacancia, es parte del patético circo de engaños en el que se ha convertido la política en el Perú.
Pareciera que el único problema real que tiene el Perú es la vida y miserias de los Fujimori. No lo hay más.
El miedo es el mayor enemigo de la libertad y una herramienta muy poderosa para el control de las emociones desde los albores de la humanidad. Ampliamente utilizado en la política y la religión, es el mecanismo preferido de las dictaduras que someten la voluntad de los ciudadanos ante el pavor al castigo. Hoy en el Perú ello no es ni ajeno ni lejano.