Hay que desintoxicar el país, el odio y la división nos está desgastando y empobreciendo
Pareciera que el único problema real que tiene el Perú es la vida y miserias de los Fujimori. No lo hay más. Ninguna alza sideral de precios, pandemia, conflicto social o paupérrimo estado de la educación y salud pública que comprometen el futuro de las nuevas generaciones, es más importante que la liberación de un anciano y enfermo expresidente que ya ha cumplido una condena de 17 años en prisión. Patricia del Río (El Comercio 20/03/2022) sostiene que cada vez que algún miembro de la familia Fujimori estornuda al país le da neumonía, y que ya es hora de que la vida de los peruanos no sea afectada y definida por los avatares de dicha familia. Absolutamente de acuerdo, pero ¿acaso se pregunta del Río quiénes tienen vida y propósito gracias a ese tema y el morbo que lo acompaña? Los caviares y sus múltiples ONG que cómodamente se nutren de fondos europeos, de incautos mecenas que creen limpiar sus conciencias contribuyendo con la liberación de los “supuestos” oprimidos en Latinoamérica. El clan Fujimori les da razón de ser. Hoy el Perú se cae a pedazos, la corrupción ha llegado a extremos inverosímiles, pero no hay otra cosa que se discuta con más apasionamiento que la justicia del indulto de AFF, promovido por medios como RPP y Canal N que le dieron una detallada y extensa cobertura a la marcha de protesta contra el fallo del TC.
Esto se suma a la poca comprensión que tiene la ciudadanía sobre el tema. La sentencia del TC se ha limitado a anular lo resuelto por el juez de investigación preparatoria de la Corte Suprema Hugo Núñez Julca, quien revocó la gracia presidencial que concediera PPK en octubre 2018. No se le ha indultado nuevamente, pues no tiene facultades para ello.
A más inri, conspicuos miembros del gobierno, desconociendo los argumentos que sustentan el fallo, irresponsablemente se pronunciaron en contra de la liberación de Fujimori, instando a los supuestos perjudicados a recurrirlo ante la CIDH. Pobrecitos, quizás olvidaron que esta sentencia refleja la posición del Estado peruano y que van a tener que defenderla en los fueros internacionales.
Mantener abierto el capítulo Fujimori, abrir y reabrir procesos cerrados como el de las esterilizaciones forzadas, solo nos hace daño. El odio no nos deja avanzar. Hoy el gran problema es la profunda crisis moral y de gobernabilidad en la que se encuentra sumido el país, con un presidente que solo intenta ganar el día a día, generando cortinas de humo o confundiendo y haciendo nuevamente un juego político efectista como haber convocado al Acuerdo Nacional para el sábado 26 de marzo, 48 horas antes del debate de la moción de vacancia.
Castillo no va a cambiar, no hay materia prima. En casi 8 meses de gobierno, ha destruido el país, copado instituciones, generado falsas expectativas, rotado cientos de funcionarios públicos prontuariados para que sigan comiendo del Estado y eso, no admite una segunda oportunidad. Es su naturaleza y la de su entorno, su ADN, donde prima la deslealtad, desconfianza y apropiación de dinero público.
El Congreso no lo puede seguir edulcorando. No hay absolutamente ninguna decisión que pueda tomar Castillo hoy, que justifique su permanencia en el gobierno. No tiene palabra ni capacidad para cumplirla. La vacancia es la prioridad número uno, el Congreso no puede darle la espalda al país.
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