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Nuestro país en caída libre… pero no lo perderemos

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Fecha Publicación: 12/07/2022 - 22:50
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Vergonzoso que el Gobierno haya sido incapaz de llamar al secuestro por su nombre y que quiera blindar a unos delincuentes por el único hecho de ser ronderos, elite engreída del profesor, votos incondicionales del desastre. Igualmente, vergonzoso que se resista a sacar a un deslenguado e ineficiente premier que no le tiene respeto a nada ni a nadie, ni siquiera a las FF.AA. que tienen como deber fundamental defender la soberanía e integridad territorial. Aníbal Torres es un pobre hombre que se siente por encima del bien y del mal. Guardando las inconmensurables distancias, necesitaría como Julio César, el emperador romano, que alguien siempre camine a su lado y cada cierto tiempo le recite al oído: ¡Oh Aníbal, recuerda que eres mortal!

Nuestra cotidianidad es el escándalo gubernamental, el bienestar de los peruanos es accesorio. Es evidente que hay muchos sectores que se han vuelto invisibles para este gobierno, a pesar de que tienen gremios muy presentes y combativos como la CCL o Comex. Lo cierto es que el 96% de las empresas exportadoras son mypes pero solo representan aproximadamente el 5% del valor exportado. La pandemia las ha dañado mucho y a algunas, mortalmente. Casi mil empresas han dejado de operar en un solo año.

La contención de la covid-19 determinó que muchas empresas en China cerraran temporalmente sus puertas o ralentizaran su producción, lo que provocó un retraso en la entrega de mercaderías, al igual como sucedió con grandes productores como India, Bangladesh o Vietnam. Esta decisión tuvo un efecto dominó que interrumpió el flujo de comercio exterior, y que incremento los precios de la mayoría de los productos: oferta y demanda.

El 80% de los bienes que consumimos se transportan por vía marítima, por lo que el cierre transitorio de la mayoría de puertos en China –este país tiene 8 de los 10 puertos más importantes del mundo- causó la denominada “crisis de los contenedores”.

Por restricciones de la pandemia, los barcos que llegaron a puertos de América y Europa no pudieron volver a cargar los contenedores para regresarlos al Asia, determinando una fuerte reducción en la disponibilidad de transporte. Ello aumentó el precio del flete entre cuatro y siete veces, dependiendo del destino, lo que a su turno impactó directamente en el precio de los productos. Típica dinámica de reacción en cadena. Además, la severa congestión de los puertos de transbordo, las demoras en la operatividad aduanera y los costos adicionales por sobrestadía crearon una verdadera pesadilla que fulminó a muchísimas mypes exportadoras.

Hoy las sobrevivientes están impactadas por la inflación y la posible, casi segura recesión, a pesar de que los analistas se resistan a pronunciar la palabra, pero que en síntesis implica: reducción de la actividad económica, disminución del consumo y la inversión, y aumento del desempleo. Todos perdemos, pero estoy segura de que las mypes exportadoras serán una de las grandes víctimas.

En este escenario, la Sunat tiene la obligación de respetar el Drawback como un verdadero estímulo a las exportaciones. No es un subsidio encubierto, es una absoluta necesidad para un país como el Perú donde los índices de competitividad respecto de sus pares están por los suelos. Basta de demorar los procesos injustificadamente o de negar la devolución por formalismos documentarios absurdos que las empresas no controlan o, peor aún, concederlo para luego pedir la devolución con el 100% de multa.

Simplemente las quiebran, absolutamente inadmisible. El costo de una devolución es insoportable. ¿Morir luego de tanto esfuerzo, para engrosar las arcas fiscales de un gobierno corrupto? De ninguna manera.

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