ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Castillo y su perverso ego no creen en nadie

Imagen
Fecha Publicación: 26/04/2022 - 22:50
Escucha esta nota

¿Se le puede exigir congruencia y cumplimiento de la palabra empeñada a Castillo? No, pues es casi inimputable y tiene toda una maquinaria a su servicio, incluidos siniestros asesores, para perseguir a los ciudadanos valientes que lo denuncian, así como a la prensa independiente que permanentemente lo deja al descubierto. No hay día que no se difunda un escándalo que lo involucre, pero es incapaz de enfrentar la realidad, de reconocer errores o pedir disculpas. Hombre humilde que jamás yerra, hombre de campo inundado de soberbia, que cree estar por encima del bien y del mal, un maestro de escuela primaria convertido en don perfecto. Personaje desconfiado y de difícil lectura, debería recordar que cuanto más alto, más dura será la caída.

La agresión a los periodistas no es un fenómeno nuevo. Durante nuestra historia, los ataques contra los medios independientes han sido una constante, hasta el extremo de la estatización. Una de las virtudes que precisamente hace a la prensa poderosa es su independencia del poder. Escribir, comentar, investigar en profundidad la realidad circundante y compartirla es uno de los ejercicios de libertad más poderosos y eficientes. Aunque cueste, como decía Orwell, el periodista muchas veces se ve obligado, en buena lid, a decir lo que el público no quiere escuchar. Un mundo sin prensa responsable queda a merced de sátrapas y tiranos con las manos libres para hacer y deshacer a su antojo y eso es exactamente lo que Castillo quiere.

No podemos aceptar los ataques a valiosos periodistas que incluyen desde agresivas cartas notariales hasta procesos sumarísimos y condenas desorbitantes. Esos profesionales y los medios que los respaldan no van a renunciar, a pesar del inmenso costo personal y material, a denunciar la corrupción, la impunidad de las mafias y las redes criminales que han tomado al Estado por asalto, o de recordarle a Castillo la obligación de respetar la Constitución, honrar las leyes y su palabra empeñada, a pesar de ser amedrentados y perseguidos o acusados de golpistas. Hasta por un tuit se agita el gobierno.

Nos quejamos del Congreso pero los líderes empresariales son igualmente patéticos proponiendo ineficientes fórmulas conciliadoras como la designación de un gabinete de ancha base cuando saben que Castillo no solo no tiene capacidad para convocar a profesionales de buen nivel, sino que los ministerios ya están copados, absolutamente infiltrados, por gente de Perú Libre o incluso más extremistas, que al final son los que mandan. ¿Cuál es el límite? ¿Por qué no tienen el coraje de llamar al problema por su nombre? ¿A qué nivel de descomposición tenemos que llegar para que se preocupen y levanten la voz, o mientras sigan ganando dinero realmente no pasa nada en el país? Pasa cuando les afecta directamente, de lo contrario el Perú es descartable.

A más inri, la oposición es un desastre, se ha convertido en una suma de incapaces o discapacitados. Olvidan que hoy más que nunca la ciudadanía necesita que se unan, que dejen de lado la descalificación recíproca, que abandonen sus trincheras ideológicas y cumplan con sus responsabilidades, protegiendo al país de un nefasto gobierno que lo ha sumido en el caos y creciente informalidad. Sin embargo, parecen adormecidos, peleándose por candidaturas para las próximas elecciones, sosteniendo luchas internas en sus propios partidos y haciendo política a través de 140 caracteres. No son de muchas luces, pero desunidos, no llegan a ninguna parte. O se unen ya o pronto no habrá vuelta atrás.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.