El totalitarismo, unido a Sendero Luminoso, a las huestes del corrompido Pedro Castillo y a la clásica participación de antisociales disfrazados de estudiantes de la Universidad Nacional San Marcos, ha decidido establecer un frente político “revolucionario” para imponer sus ideas, apelando al uso de la fuerza a través de una paralización nacional -rigurosamente, una asonada extremista- que arra
Luis García Miró Elguera
¡Deja vu! En tiempo y forma se repite esa monserga del paro politizado que amenazan con materializar los transportistas. En octubre del año pasado, la Unión de Gremios de Transporte Multimodal decía esto: “Tenemos una reunión con todos los gremios a nivel nacional. Vamos a consensuar la fecha prevista del 23 de octubre para acatar el paro”.
¿Cómo podemos permitir que este país siga confiando en sus politicastros de izquierda, cuando está probado que la agenda de estos se basa en preceptos destructivos, utopías, odios y complejos; fuera de un dogmatismo atentatorio contra las perspectivas de progreso, paz y salud que iluminan a los países exitosos? Las izquierdas no dejan espacio para el florecimiento del ciudadano libertario.
El más reciente operativo de desinformación ciudadana se orienta a una campaña para imponernos la compra de 24 aviones de guerra.
El congresista Flavio Cruz integra el partido Perú Libre que, gracias a un comunista llamado Jorge Luis Salas Arenas —aún presidente del Jurado Nacional de Elecciones—, llevó al poder a Pedro Castillo y a Dina Boluarte. Cruz sostiene que él y su partido siguen “estudiando la ley que castiga al terrorismo urbano”; pero advierte que votarán en contra porque atenta contra él y Perú Libre.
En todo país que respete la vida y salud de su gente, los legisladores se abocan a pensar, elaborar, proponer, debatir y promulgar leyes en beneficio de su población. Es decir, de esa masa amorfa a la que, precisamente, se deben los congresistas.
¡Qué desdichado el Perú! Porque, cada día —y con mayor fuerza— viene enrollándose en escándalos de enormes proporciones, gestados por sujetos de la peor estofa que, para nada, representan lo que fue esta nación hasta el siglo pasado. Muy por el contrario, esa gente simboliza al peor de todos los lumpen que pueda alguien imaginar.
Para este escriba, es evidente que las elecciones generales de 2021 –convocadas por el imputado por corrupción y miserable politicastro, Martín Vizcarra– fueron amañadas por el Jurado Nacional de Elecciones que presidía –y sigue presidiendo– el vocal supremo comunista Jorge Luis Salas Arenas.
El viernes ocurrió un hecho execrable. Un prepotente fiscal de la Segunda Fiscalía Anticorrupción de Lima agredió físicamente a una oficial mujer de la Policía Nacional del Perú, durante una intervención relacionada con un hecho de violencia familiar.
Las estadísticas del ministro del Interior son pura baba. A nadie engaña este personaje con esa pose atarantada —y verborrea insoportable— pregonando que “las incidencias criminales han disminuido”. ¡Hombre! ¡Basta de tomadura de pelo! Revise los diarios, noticieros radiales y televisivos; o las redes sociales.
El 8 de octubre último denunciamos en esta columna: “El acertado periodista Carlos Paredes tiene pruebas de cómo filtra informaciones privilegiadas a la prensa la fiscal Marita Barreto, siguiendo la pauta de sus colegas Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez. Sucio ‘trabajo’, también conocido por viejos zorros pecaminosos del Ministerio Público como Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos.
Tarea difícil la que tenemos por delante los peruanos: ¡Reconstruir nuestro Estado! Las dimensiones de su destrucción —por acción corrosiva de izquierdas variopintas— es sin duda descomunal. Dado el grado de demolición que viene sufriendo el Perú en estos últimos veinte años, no existe orden alguno de prioridad preestablecida para empezar a trabajar en su recuperación.
En el ocaso de su existencia, Francisco I, el Papa Rojo, funge de prestidigitador reviviendo cadáveres ideológicos, como el comunismo, exorcizado del planeta hace ya treinta y seis años desde su propia cuna: la URSS.
El acertado periodista Carlos Paredes tiene pruebas de cómo la fiscal Marita Barreto filtra informaciones privilegiadas a la prensa, siguiendo la pauta de sus colegas Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez. Sucio ‘trabajo’, también conocido por viejos zorros pecaminosos del Ministerio Público como Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos.
El Instituto de Defensa Legal -ONG propiedad de Gustavo Gorriti- se infiltró como bacteria ponzoñosa en el Ministerio Público, instalándose en un despacho especialmente habilitado a disposición de un representante suyo.
La estupidez -más bien crueldades- de un tipejo como el “lagarto Vizcarra” cobra vida en la tragedia que vive este país desde que nos impusiera una “reforma política”, empoderado por la colonia caviar, vía un espurio referéndum que tiene secuestrado al país.
El velascato destrozó social, económica, política y culturalmente el Perú. Nadie duda que el objetivo del golpista Velasco fue transformar el Perú en otra nación fallida, como en esos tiempos era Cuba.
El escándalo Lava Jato consolida el mayor proceso de corrupción de nuestra historia. Perro, pericote y gato cayeron en las garras de una constructora brasileña.