Comunismo nunca más
El velascato destrozó social, económica, política y culturalmente el Perú. Nadie duda que el objetivo del golpista Velasco fue transformar el Perú en otra nación fallida, como en esos tiempos era Cuba. Recordemos que desde el 16 de febrero de 1959, Fidel Castro reinaba como primer ministro del régimen revolucionario de una oprobiosa, abusiva, corrupta y hambreadora dictadura a la que un infeliz militar peruano pretendió imitar, y acabó generando un imperdonable y duradero daño a nuestra patria. Transcurrido más de medio siglo, el Perú no ha cesado de debatirse entre ciclos democráticos y regímenes con rasgos dictatoriales, siendo el más reciente el presidido por el impresentable Pedro Castillo, a quien, en un amañado proceso electoral, un ideologizado comunista —presidente del Jurado Nacional de Elecciones— le regaló la presidencia de nuestra patria. Resultado: en algo más de un año de desgobierno, Castillo quebró buena parte de la base democrática que había reconstruido el Perú, y convirtió la que fuera una exitosa economía en una administración de pobreza, como es el régimen que hoy preside Dina Boluarte, ex vicepresidenta y dos veces ministra de Castillo. Lamentablemente, Boluarte carece de conocimientos para supervisar una buena gobernanza, amagada por crecientes índices de pobreza —que ya había desterrado nuestro país— y falta de liderazgo político para combatir la terrible inseguridad ciudadana que aterroriza a los peruanos.
Hace sesenta y cinco años que Castro hundió a Cuba, convirtiéndola en una mazmorra hambrienta donde no existe libertad. Además, Cuba continúa sumida en una inacabable y cada día más penosa crisis sociopolítica y económica, gobernada por una opresora maquinaria comunista similar a la que, transcurridas seis décadas de oprobio, voló en pedazos a la Unión Soviética. Recuérdelo siempre y difúndalo entre su círculo personal, amable lector. El modelo económico comunista es un mecanismo estatizador que tan solo produce miseria, hambruna y amargura. Durante casi siete décadas, la gente en Rusia soportó el maltrato de la burocracia estalinista, hasta que logró desmantelarla en el año 1992 para abrazar el capitalismo; régimen que, progresivamente, le ha devuelto a Rusia aquella grandeza que tuvo hasta que la revolución bolchevique le impuso el pauperizante totalitarismo. El comunismo —insistimos— lastra a los sectores productivos, acaba con todos los emprendedores, empobrece a las sociedades y termina entregando las naciones a esa nomenklatura roja que, implacablemente, opera siempre a contrasentido de Juan Pueblo.
Hoy, cuando el Perú aún respira en democracia, resulta indispensable recordarle al pueblo lo que le sucedió al país cuando Velasco intentó imponer el comunismo a un pueblo amante de la libertad. Desde 1974, sucesivas generaciones padecieron las crueldades del comunismo, presionadas por aquel tirano militar. Hagamos entonces docencia, para que nuestros jóvenes crezcan sabiendo lo mal que vivieron sus bisabuelos, abuelos y padres, asfixiados por la tiranía comunista que trató de imponer Velasco. Enseñémosles también la miseria y el vasallaje en que viven los cubanos, engañados por la crueldad de malnacidos líderes políticos que, por disfrutar de los privilegios que otorga formar parte de la cúpula comunista, son capaces de hacer que millones de habitantes de su nación vivan como indigentes vasallos.
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