Indignante conducta del Cardenal Castillo

El totalitarismo, unido a Sendero Luminoso, a las huestes del corrompido Pedro Castillo y a la clásica participación de antisociales disfrazados de estudiantes de la Universidad Nacional San Marcos, ha decidido establecer un frente político “revolucionario” para imponer sus ideas, apelando al uso de la fuerza a través de una paralización nacional -rigurosamente, una asonada extremista- que arranca esta semana, montada sobre la huelga de transportistas.
Como vemos, la izquierda mantiene su libreto involucrando al estudiantado en problemas que nada tienen que ver con él, salvo beneficiarse con su presencia, en especial si se trata de hacer política revolucionaria. Con mayor razón, apelando al uso de la fuerza y la violencia.
Sin embargo, quien llama la atención por su conducta golpista y provocadora -en medio de la grave coyuntura sociopolítica por la que atraviesa el país- es Carlos Castillo, el flamante cardenal de Lima ligado a las izquierdas, quien participa descaradamente promoviendo el caos y el enfrentamiento sanguinario en el país. Lo hace aprovechándose del alto cargo que hoy ostenta, y nada menos que delante de la imagen del Señor de los Milagros. Allí, Castillo pronunció un levantisco mensaje, que lo único que hará será echar más leña al fuego. Leamos parte de lo que dijo este cura, refiriéndose al explosivo momento que vive el Perú.
En primer término, arremetió duramente contra los políticos, imputándoles el mote de “cómplices de organizaciones mafiosas inhumanas”, aduciendo que estos “excluyen (se supone que al pueblo) mediante criterios de prioridad en beneficio de grupos elitistas, sin contar con el trabajo diario de la gente sencilla, pensando más en ideas arcaicas sin consultar ni escuchar lo que piensan las miles de personas que se ganan la vida en la calle (...). Estos últimos días estamos viviendo la consecuencia del grave culto al dinero, que ha desatado formas de unidad que suscitan y propagan la muerte en todos lados. Dinero y ambición son locura y muerte. El tipo de unidad que la sostiene la representan organizaciones mafiosas, inhumanas, frívolas y absurdas. Son moralmente cómplices de ellas todos los que, directa o indirectamente, las favorecen; sea con su silencio, sea con leyes directas o indirectas, o sea con su indolencia y desprecio.”
¡Intolerable arenga para soliviantar a la población! Esto provoca nuestro más enérgico rechazo al cardenal que llama a la insurgencia, contraviniendo no sólo las normas, sino también la propia Constitución de la República. Delitos de los cuales no lo exime su cargo religioso.
Rechazamos de manera categórica la actitud provocadora de un cura irresponsable que, en tiempos tan tormentosos para la democracia, llama a la violencia de manera descarada, abusiva y pervertida, aprovechándose del púlpito católico instalado nada menos que delante de miles de fieles seguidores del Señor de los Milagros. Este escriba -católico, por cierto- deplora que este hombre, que se precia de ser representante de Cristo en nuestro país, tenga la insolencia de incitar al pueblo a subvertir el orden para que, nuevamente, surjan aquellas revueltas violentistas que causaron tanta muerte, dolor, sangre, frustración y mayor miseria.

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