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César Alfredo Montes de Oca Dibán

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Entre tantos problemas, inseguridad ciudadana, inestabilidad política y escándalos, tenemos una entidad peruana digna de orgullo. Ella no ha sido cuestionada, asaltada, víctima de abuso, ni sujeta a votos de confianza, pero sí vinculada a contratos millonarios, parte de nuestra identidad nacional, participante activa en la vida social mundial y una de las más destacadas: la papa.

Como vimos, lo correcto no siempre es lo legal ni lo justo siempre lo correcto. La corrección ética puede ir más allá del cumplimiento de normas. Vemos casos corporativos en los que una empresa puede cumplir con sus obligaciones contractuales con terceros y violar principios de equidad o trato digno con sus trabajadores.

Desde que nos organizamos como sociedad, la idea de lo bueno o correcto fue el valor ético que nos ha guiado. Con el paso del tiempo surgieron las estructuras jurídicas que buscaron institucionalizar el comportamiento esperado. Sin embargo, la tríada de la moral (lo correcto), el derecho (lo legal) y la justicia (lo justo) presenta grietas que nos pueden llevar a abismos.

En democracia, la ley debe ser el instrumento que asegure la justicia y no una herramienta que se sirva de arma para amenazar o aniquilar al adversario político. Sin embargo, en los últimos años hemos visto actos que han dañado la esfera pública, envenenando el Estado de derecho y desnaturalizando los fundamentos de la justicia.

Una familia viaja bajo el inclemente sol hasta llegar a la hora de almorzar. Al regresar, todos satisfechos confiesan que en realidad no querían ir, pero aceptaron por creer que los demás sí lo deseaban. Así narra la Paradoja de Abilene (Texas, EE. UU.), formulada por el profesor Jerry B.

Sabemos —aunque muchos se resisten a reconocer— que la minería ha sido y sigue siendo, desde tiempos prehispánicos, una actividad central en la economía y cultura del Perú. No obstante, en la actualidad, la minería informal e ilegal representa una amenaza significativa para la salud, seguridad y derechos fundamentales de miles de peruanos, directa o indirectamente.

Cual la pregunta que encontramos en Conversación en la Catedral: “¿En qué momento se había jodido el Perú?” (Vargas Llosa, 1969), que ha sido producto de debates y los continuará generando, nos atrevemos a variarla, cambiar su enfoque histórico y tratar de dar una respuesta tangible con nuestro día a día.

Los principales representantes del utilitarismo del siglo XVIII, Jeremy Bentham y John Stuart Mill, nos trajeron el consecuencialismo. Bentham, en su obra An Introduction to the Principles of Morals and Legislation (1789), propuso que la moralidad de una acción depende de su capacidad para producir abundante felicidad para el mayor número de personas.

La Atlántida —isla descrita por el filósofo griego Platón en sus diálogos Timeo y Critias (circa 360 a. C.)— nos ha maravillado como civilización avanzada que desapareció bajo las aguas por su arrogancia y corrupción. Muchos consideran esta historia como un mito y otros como un hecho histórico, y en nuestro Perú fue vinculada con las antiguas civilizaciones preincas e inca.

La responsabilidad legal que tenemos ante la ley o un contrato se ve opacada ante situaciones imprevistas que alteran la normalidad en la ejecución contractual o en la atención a los mandatos legales. Nos referimos al caso fortuito.

El derecho consuetudinario, o la norma de la costumbre, es una herramienta legal, una fuente normativa que permite que algo que ocurre en la sociedad se convierta en ley debido a que “lo hacemos todo el tiempo”.

Estamos viendo cómo los aranceles, un gravamen sobre los bienes importados o exportados, están siendo utilizados para direccionar y cambiar, en segunda e inmediata oportunidad, las decisiones de algunas naciones. Casos puntuales de Estados Unidos de Norteamérica con Colombia y México.

Los conceptos de valores y virtudes tienen su origen en Grecia, donde Sócrates, Platón y Aristóteles nos dieron las primeras ideas sobre la moral y la ética como fundamentales para la vida humana en sociedad.

En Roma, solo los ciudadanos romanos eran los que tenían todos los derechos civiles y contaban con la llamada “existimatio”, que era su prestigio. Esta reputación o fama, incluyendo derechos, podía verse pública y legalmente degradada por haber realizado conductas consideradas deshonrosas o contrarias a las virtudes sociales, lo cual se llevaba a cabo mediante el proceso llamado “infamia”.

Las falacias, esas construcciones argumentativas que aparentan ser válidas pero que en el fondo carecen de lógica, ocupan un lugar relevante en el ámbito jurídico. Desde los juicios en la Antigua Grecia hasta las modernas discusiones legales, las falacias han sido utilizadas para persuadir, confundir y, en algunos casos, manipular decisiones.

La prostitución es conocida popularmente como “la profesión más antigua del mundo”. Esta afirmación corresponde a un epíteto del cual se desprende que su existencia es innata a las sociedades, las que son representadas por algunos en aplicación de una forma de gobierno considerada más justa y conveniente para la armonía social: la democracia.

Nuestro querido Perú, tierra mágica de civilizaciones asombrosas y de tradiciones ancestrales, de gran riqueza natural y rica cultura, más allá de la fusión culinaria y, cómo no, también del extenso territorio donde las normas son vistas más como “sugerencias” que como obligaciones, tiene muchas cosas que nos hacen sentir orgullosos y otras tantas que nos hacen agachar la cabeza, como es el cas

Hemos usado calendarios desde las primeras civilizaciones humanas y tomado como referentes a elementos naturales para ello.

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