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Ricardo Vásquez Kunze

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¿Se acuerdan de las rosas de Galarreta? Bueno, formaron parte de una campaña de desprestigio dirigida contra el Congreso por la colombiana Clara Elvira Ospina desde el medio de comunicación que en su tiempo regentaba.

La narrativa rojicaviar y la de algunos candelejones en los medios y en el Congreso insisten en el adelanto de elecciones. Coinciden en que la situación “no da para más”. Insisten en que la presidente Boluarte no tiene el respaldo de nadie. Insisten en que no tiene bancada y que la opinión pública la rechaza. Ingenuos. Tiene los apoyos más importantes de todos: el tiempo y las Fuerzas Armadas.

La algarada comunista que está asolando el Perú para tomar el poder y derribar el Estado de derecho parece estar languideciendo. Era previsible pero la situación apremiante de la violencia terrorista y los muertos producidos por esta les ganaron la moral a muchos y tocaron de nervios a lo que queda de la clase política, especialmente al débil Ejecutivo y al precario Congreso.

Los caviares se han quitado la careta. Han firmado un pronunciamiento de “docentes, investigadores y estudiosos de la política peruana” en la que dejan ver claramente sus intenciones de derrocar al gobierno legítimamente constituido tras la vacancia del caco Pedro Castillo Terrones.

Esta columna se escribe el jueves para aparecer el viernes. Como lo dije en anteriores entregas, un clásico de la estrategia revolucionaria y comunista es decapitar primero a los servicios de inteligencia para luego ir por el Interior y finalmente por la cabeza de la policía. Todo lo que he dicho se ha cumplido.

Las más de 40 muertes no han podido remover ni a Dina Boluarte ni a los ministros de Defensa, del Interior y todo el gabinete. El apoyo del bloque democrático en el Congreso ha sido crucial.

Dina Boluarte, la presidente constitucional del Perú, va como la pluma al viento. Eso se debe a su pragmatismo. Cuando le conviene decir una cosa la dice y cuando le conviene decir otra actúa en consonancia.

En 1931 Curzio Malaparte, el brillante periodista y escritor italiano, escribió “Técnicas de golpe de Estado”. Su tesis principal -en medio de una Europa y un mundo convulso en revoluciones y contrarevoluciones- fue que el golpe de Estado es más una cuestión técnica que política. No era pues necesario “esperar” como creía Lenin que se dieran las condiciones para tomar el poder.

Dina Boluarte ha asumido como presidente del Perú. La flamante mandataria se salvó hace poco de una inhabilitación por representar a una organización privada cuando ya ejercía de ministra de Estado. Fue expulsada del partido que la llevó al poder dizque por “traidora”.

Pedro Castillo está logrando un contundente apoyo internacional en la región. Por torpeza del Congreso de la República se le negó el permiso para viajar a México a recibir la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico. Mal jugado.

Ejecutivo y Congreso han empezado una célere carrera por ver quién defenestra a quién primero.

Todo el problema de la oposición radica en su falta de propósito trascendente y de liderazgo. Empecemos por lo segundo. Desde la muerte de Alan García el sistema democrático, capitalista y popular quedó sin cabeza. En realidad, García representaba paradójicamente ese fujimorismo sin Fujimori que continuó con sus matices desde la caída ignominiosa del fujimorato a principios del siglo XXI.

Este 5 de noviembre se realizará la enésima marcha contra el régimen comunista y bribón de Pedro Castillo. Ninguna de las anteriores ha logrado tener éxito en el objetivo de desalojarlo por presión popular de Palacio de Gobierno. Esto pese a que, según las encuestas de opinión, Castillo tiene un índice de desaprobación promedio del 80%.

Según las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma, el bandolero León Escobar tomó palacio de gobierno con una gavilla de cimarrones. Esto sucedió mientras el Perú era una república fallida gangrenada por guerras civiles entre caudillos de todo pelaje allá por el siglo XIX.

En el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos OEA y en sesión extraordinaria celebrada el 20 de octubre de 2022, este organismo aprobó por aclamación respaldar a Pedro Castillo y su gobierno frente a un pretendido golpe de Estado en cierne.

El tiempo juega a favor del Gobierno luego de la denuncia constitucional de la fiscal de la Nación contra Pedro Castillo, un presidente en ejercicio. A mes y medio de diciembre donde todo se paraliza por Fiestas y la legislatura termina, el régimen no tiene más que resistir un poco para pasar el año y estar a salvo.

Nuestra era y, consecuentemente, nuestras sociedades, se han vuelto cada vez más estúpidas. Esto se nota en la mínima capacidad de discutir o debatir ideas que son arrinconadas por una polarización creciente. Quien empezó esta vuelta de tuerca fue la izquierda convertida en caviar.

Castillo ha dado un paso más y se afianza en el poder. Ha logrado conectividad con las Fuerzas Armadas como lo demuestran los últimos actos públicos retratados por sendas fotos. En el Día de las Fuerzas Armadas apareció flanqueado por los comandantes generales de las tres armas, el comandante conjunto y el ministro de Defensa.

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