ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Are you talking to me?

Imagen
Fecha Publicación: 19/01/2023 - 23:20
Escucha esta nota

Esta columna se escribe el jueves para aparecer el viernes. Como lo dije en anteriores entregas, un clásico de la estrategia revolucionaria y comunista es decapitar primero a los servicios de inteligencia para luego ir por el Interior y finalmente por la cabeza de la policía. Todo lo que he dicho se ha cumplido. Primero fue decapitado en plena insurrección del sur el coronel Liendo, jefe de Inteligencia. Luego le tocó el turno al ministro del Interior. Ahora parece ser que el gobierno de Dina Boluarte pretende relevar al comandante general de la policía Raúl Alfaro, utilizándolo como chivo expiatorio de las más de 50 muertes desde que asumió el mando supremo. Evidentemente todo esto es ganancia para los violentistas, terroristas y delincuentes que están tras las manifestaciones que intentan derribar su gobierno. La presidenta, según fuentes bien informadas ha querido renunciar dos veces, convenciéndola de que se mantenga firme por el bien del país. Las Fuerzas Armadas le habrían ofrecido su apoyo para tomar el control de la situación mediante un estado de sitio que ella se siente incapaz de declarar. En ese contexto se produce la “toma de Lima” por no más de 7 mil revoltosos a los que la propia presidenta alienta a tomar “pacíficamente”. Es obvio que los revoltosos, movidos por los terroristas, pretenden que se repliquen los muertos de provincias en la capital. Esto cambiaría la situación pues un muerto en la capital vale mucho más que 100 en provincias, dejémonos de vainas políticamente correctas. ¿No fue así con Inti y Bryan? Los caviares dicen que hay que desterruquizar las protestas que no son sociales sino políticas. Sin embargo, todos los axiomas políticos de las protestas son maximalistas como la renuncia de Boluarte, el cierre del Congreso, la convocatoria a una constituyente y la liberación de Pedro Castillo. De ese guion no salen y no pretenden salir. De más está decir que ese es el libreto de Sendero Luminoso y sus secuaces, además de tontos útiles como los caviares. Así las cosas, no hay negociación posible con esos. La “insumisión” de la que se habla pasa por apagarla a través de desactivar todas y cada una de las carreteras bloqueadas con el uso del monopolio de la fuerza del Estado. ¿Que van a haber más muertos? Seguro que sí. La responsabilidad es única y exclusivamente de aquellos que los mandan al matadero, no del Gobierno ni del Estado. Los ciudadanos deben entender que una buena parte del Perú ha caído en manos de hordas que no respetan ni a sus propios voceros, como la congresista Ruth Luque que fue expulsada con el rabo entre las piernas de la plaza de armas del Cusco. En síntesis, es hora de que primero opere la Inteligencia para desarmar todos los grupúsculos terroristas y luego las bayonetas de las Fuerzas Armadas ante la falta de cualquier interlocutor válido con el que se pueda conversar razonablemente. ¿Qué más queda? ¿La ley de la calle? ¿El código de Barrabás? Mantener la república a todo costo debe ser la divisa de todo patriota. Por eso es estúpido no pedir un muerto más. Serán los que sean necesarios hasta mantener la paz en la república.