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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

¿Qué diferencia existe entre la mayoría calificada, electa por el pueblo, que mantuvo Fuerza Popular en el Congreso que clausuró Vizcarra -acusándolo de obstruccionista- y el monopolio de autocracia imperial que viene acumulando la progresía marxista –los caviares-, secta de blanquitos acomplejados que jamás logró ser elegida por el pueblo pero ha capturado el Estado chantajeando a un gobernant

Como sin querer queriendo, la progresía marxista se ha soltado la trenza y ha perdido todo rubor para declararse propietaria absoluta del Perú, tras la rendición vergonzosa de un presidente apellidado Vizcarra quien ha claudicado para salvar su grueso pellejo permitiendo que semejante barbaridad venga sucediendo en el Perú. Lo que vemos a diario es digno, únicamente, de dictaduras bananeras.

Tronaron las alarmas en los altos círculos de gobierno -en ese entonces presidido por la fórmula Kuczynski/Vizcarra/Aráoz- y en las cúpulas empresariales -particularmente del sector construcción- desde que a finales de 2016 explotara en USA el endemoniado affaire Odebrecht. En Lima se desató el caos y cundió la desesperación. ¿La razón?

Como cualquier régimen golpista, amable lector, el mandatario Vizcarra derrocha su dinero.

Se aproxima la fecha en que el Tribunal Constitucional TC emita la sentencia que debe zanjar la contienda de competencia planteada por don Pedro Olaechea, presidente del poder Legislativo, reclamando la inconstitucionalidad de la medida de fuerza empleada por el mandatario Martín Vizcarra al haber dispuesto el cierre del Congreso Nacional.

En este país abatido por la codicia de algunos que alientan la corrupción como medio de vida, la última en abordar problemas que afectan la vida de las mayorías es la elite del poder.

En reciente comentario censurábamos la comedia que el golpista Vizcarra interiorizó en las masas bobas, envenenándolas con el cuento de que esa fanfarria de elección congresal que ha convocado -para justificar su quiebre de la Constitución al clausurar el Congreso- será la salvación del Perú.

Desde el instante en que el mandatario golpista convocó a elecciones de congresistas para que desempeñen año y meses de funciones, descalificamos a este proceso. No solo por tonto sino por inconstitucional. Como su razón de ser: la antidemocrática clausura del Parlamento Nacional.

Salvo honrosas y contadísimas excepciones, la inmensa mayoría de postulantes a esa ridícula elección congresal convocada por el presidente golpista son, verdaderamente, infumables.

Los fiscales Vela Barba y Pérez Gómez le deben muchas explicaciones al país acerca de su, indudablemente, sospechosa actuación en torno a los principales implicados en el affaire Lava Jato. Veamos los casos Odebrecht y su consorciada Graña y Montero.

El mandatario golpista se encierra en su, cada vez más, reducido espacio de gobierno, agobiado por las evidencias del desastre de gestión que ha realizado a lo largo de dos regímenes. Como vicepresidente y ministro de Transportes y Comunicaciones de PPK y luego como presidente, tras haberle rogado a los congresistas fujimoristas que voten por él para sustituir a Kuczynski.

En materia de crear falsos valores de la Justicia –o Robin Hoods contemporáneos para teatralizar en los tribunales–, no sólo en el Perú se cuecen habas. En España, también. El ejemplo del impresentable juez Baltazar Garzón es emblemático.

El terrorista chileno castillo petruzzi, directivo del mrta, capitaneó junto a polay campos los secuestros y posteriores asesinatos de empresarios peruanos. Como David Ballón Vera, Pedro Miyasato o Fernando Manrique, a quienes asesinaran despiadadamente para demostrar su extrema ferocidad.

Todo vale para el mandatario Vizcarra.

En esta fecha de paz, cuando más de un tercio de la humanidad celebra lo que puede constituir el evento más festejado en todo el orbe, lo que mejor podríamos hacer es rogar a Dios que se acuerde del Perú. Somos un país mayoritariamente cristiano y sin duda de enorme presencia católica.

¡Despierte, amigo lector, antes que sea demasiado tarde! Estamos ante una autocracia inescrupulosa que utiliza a la Fiscalía como Gestapo criolla, para hostilizar a quienes no comulgan con este poder espurio instalado alrededor de Martín Vizcarra.

Tenemos a un presidente ensimismado que además se ufana de serlo. Con semejante carga negativa, nuestro país sólo podrá seguir yendo de mal en peor en tanto Vizcarra continúe usufructuando inconstitucionalmente la presidencia del país luego de cerrar arbitrariamente el Congreso y convertirse en un consumado autócrata. Analicemos.

La intolerancia, obstinación, sectarismo y fanatismo de la izquierda es algo genético. Le viene de sus padres fundadores: Lenin, Stalin, Mao, Castro, Chávez, sanguinarios psicópatas a quienes el socialismo aplaude por sus actos heroicos de haber asesinado a decenas de millones de personas, con pretexto de imponer su sistema revolucionario en defensa de los pobres.

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