Otra necedad del golpista
Todo vale para el mandatario Vizcarra. Desde cerrar un poder del Estado sin cumplir a cabalidad lo que dicta la Constitución, pasando por ignorar olímpicamente al Tribunal Constitucional TC que se encuentra abocado a analizar la demanda competencial que ha planteado Pedro Olaechea, presidente del Legislativo, contra su decisión golpista, sin esperar el fallo correspondiente antes de convocar a unas elecciones que podrían acabar siendo anuladas por lo que determine el TC. Resulta judicialzable ese irrespeto de Vizcarra hacia la institucionalidad que ordena nuestro Estado de Derecho. Pero ahí va, haciendo lo que le viene en gana, en esta huida hacia adelante que ha emprendido para no asumir su responsabilidad ante los cuestionamientos que mantiene bajo siete llaves su siempre fiel Fiscal de la Nación. ¿Olvida Vizcarra que no existe deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla?
Pero el golpismo presidencial no tiene límite. El incidente generado por su declaración pública -demandando que los peruanos voten por quien él quiere- ha agarrado carne. ¡El Jurado Especial Electoral le ha abierto investigación por transgredir la ley! Es decir, no hay mejor prueba del talante dictatorial de Vizcarra que haber pisoteado la norma, alucinando que no pasa nada. Pues por fortuna, amigo lector, aún quedan resquicios de institucionalidad en este mustio país. El señor Luis Carrasco, presidente del Jurado Especial Electoral, ha manifestado valientemente que “La inmunidad no es obstáculo para procesar (al presidente). La sanción tiene carácter de contenido ético por infringir la Constitución. Es un llamado de atención; exhortar a que no vuelva a incurrir en este tipo de conductas si es que el JEE determina que la declaración incide, interfiere en el normal desenvolvimiento del voto ciudadano.” Vizcarra ha sido debidamente notificado y será investigado ¡por violar la legislación electoral! ¿Qué mayor desdén por la Carta que semejante atropello a la escencia misma de la democracia: un proceso electoral?
Pero ahí no queda la impertinencia de un autócrata que insiste en administrar el Perú como hiciera con Moquegua, su región. Vale decir, mediante ucases eufemísticamente llamados decretos de urgencia. Ayer EXPRESO recordaba una de las frases célebres de este mandatario golpista al referirse a la debacle económica embrionada durante la gestión Humala, prolongada por la ineptitud de Kuczynski y agravada por la pequeñez –aunada al galopante golpismo- de Vizcarra. “El crecimiento de todo país no se basa sólo en la obra física (¿?) sino en valores. Hemos dejado casi (sic) de lado el concepto de desarrollo no físico, por el desarrollo que va al tema de los valores.” ¿Cree, amable lector, que la inseguridad ciudadana que asesina a muchísimos peruanos cada día y afecta en la práctica toda la gente mediante asaltos, violaciones, ajustes de cuenta, etc.; o que la terpidante pérdida de empleo por contracción del aumento del PBI y fuga de las inversiones –como viene ocurriendo en la gestión golpista de Vizcarra- deberían pasar a un segundo plano para dar paso al “desarrollo del tema de los valores”?
Semejante tontería corresponde a un mentecato o uncaradura.
