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Martha Meier M.Q.

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Martín Vizcarra asumió la presidencia en marzo de 2018 y recién el último miércoles presentó su política general de gobierno. El ‘lector’ fue el premier Vicente Zeballos y pasó casi desapercibido de no ser por las críticas a la vacuidad de las propuestas.

El Foro de Sao Paulo es una transnacional del comunismo revolucionario de Fidel Castro que busca instaurar la receta cubana en América Latina y el Caribe. A esa secta roja le basta un comunista posmoderno, socialista del siglo XXI le llaman, mientras más mediocre y ambicioso mejor: Chávez, Correa, Evo, Maduro, Humala, Ortega, Bachelet, Dilma, los Kirchner, entre otros.

El viernes en Santiago de Chile más de un millón de personas se concentraron en los alrededores de la Plaza Italia, en una manifestación pacífica contra el gobierno de Sebastián Piñera, el liberalismo, el alza del costo del boleto del metro, la desigualdad, la paz y cualquier otra cosa incómoda. Millares de jóvenes lloraron emocionados mientras cantaban “El baile de los que sobran”.

No cabe duda que en el estallido de las masivas protestas a lo largo de Latino América están infiltrados los castro-chavistas, pero la gran masa que reclama en las calles no comulga, necesariamente, con el fracasado modelo comunista generador de mediocridad y miseria en todos los países donde este se implantó. ¿Qué está pasando? ¿La democracia liberal se ha excedido en su “libertad”?

El golpe ‘blando’ de Vizcarra es parte del proyecto de avanzada comunista continental gestada por el castro-chavista Foro de Sao Paulo, esa coalición de partidos de izquierda y colectividades revolucionarias fundada en 1990 por el Partido de los Trabajadores, PT, brasileño, con la colaboración de Fidel Castro.

A Luis Nava Guibert la corrupta Odebrecht le puso el codinome ‘Chalán’ supuestamente por ser el cuidador del presidente Alan García, a quien en los ochenta apodaban Caballo Loco, por sus afanes juveniles; otros dicen que fue por un vino popular en esos años y otros más que por el jefe Sioux, así llamado, cuya destreza táctica en el combate lo hacía invencible.

Martín Vizcarra torció la Constitución a su antojo para disolver el Congreso. Si cerrar el Poder Legislativo no es un Golpe de Estado, ¿qué vendría a ser? Vizcarra perpetró ese golpe para deshacerse de un poder compuesto por una amplia oposición democrática, incómoda y fiscalizadora. Si esto no lo convierte en dictador, qué es, ¿un dictablando?

Odebrecht está bajo el escrutinio estadounidense por transferencias a la dictadura cubana, un tema no menor que podría alcanzar a los primos José y Hernando Graña, ex directivos de Graña y Montero, constructora consorciada con Odebrecht en más de una obra.

El palabrero Mario Vargas Llosa respalda el Golpe de Estado perpetrado por Martín Vizcarra con la misma pasión que repudió el autogolpe de Fujimori. Con esta doble vara nace un nuevo personaje, Mario Fujillosa, el golpista selectivo.

Al ‘disolver’ el Congreso elegido por voluntad popular, Vizcarra ha dado un golpe blando (suave) y le da visos de legalidad retorciendo el artículo 134 de la Constitución, de esa Constitución fujimorista que repudia salvo cuando la manosea para saciar sus ansias de poder. Gracias a ella y a la mayoría congresal asumió la presidencia tras la renuncia de Kuczynski.

Vizcarra gesta hace rato un golpe contra el Congreso, pero al comunismo que lo maneja se le ha complicado con la presidencia de Pedro Olaechea por su férrea defensa del Legislativo y de la Constitución.

Martín Vizcarra encona contra el Congreso, por eso ayer planteó la cuestión de confianza para la elección de los integrantes de Tribunal Constitucional, TC, un proceso ya en curso y sobre el cual el Ejecutivo no tiene injerencia alguna, como claramente lo expresa el artículo 201 de nuestra Carta Magna.

Los primos José y Hernando Graña se acogieron a la colaboración eficaz para evitarse un regreso a prisión preventiva; hasta ayer la Fiscalía no se había pronunciado sobre la solicitud por lo que tienen la calidad de aspirantes. La colaboración eficaz es una figura legal utilizada para sentenciados o procesados que brindan información relevante en investigación de actos criminales.

Para los aspirantes a colaboradores eficaces José y Hernando Graña mejor habría sido decir la verdad desde el principio y no tardíamente por miedo a la prisión; aunque lo ideal sería que actuaran como ciudadanos de bien sin perpetrar ningún delito ni hundirse en la corrupción de Odebrecht.

Se acabó el recreo. El jueves el senador republicano Marco Rubio solicitó al fiscal general, William Barr, del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, investigar a la brasileña Odebrecht. El pedido se da tras las reveladoras investigaciones publicada por el Miami Herald sobre los documentos filtrados hace un par de meses, referidos a actos de corrupción desconocidos hasta ahora.

Cuando Odebrecht era investigada en Brasil por el caso Lava Jato y su presidente, Marcelo Odebrecht, estaba encarcelado desde junio 2015 esperando juicio por los delitos de corrupción y lavado de activos, en setiembre, Graña y Montero (GyM) se asoció con ellos en el megaproyecto Gasoducto del Sur Peruano (GSP).

José y Hernando Graña se acogieron a la colaboración eficaz para las investigaciones sobre las carreteras IIRSA (Norte y Sur); el Metro de Lima; el Gasoducto del Sur Peruano, GSP; y el Club de la Construcción. Deben decir toda la verdad y esa verdad tiene que poder corroborarse.

En la marcha “que se vayan todos” participaron cuatro gatos, mejores dicho “cutre gatos”. Se trató de una nueva distracción para desenfocarnos del caso “Lava Jato”, del lesivo acuerdo con Odebrecht, amén del desinterés de los fiscales por encontrar cómo recuperar los miles de millones de dólares robados (sobrecostos), pese a ser de justicia y urgentes.

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