La Dictablanda vizcarrista
Al ‘disolver’ el Congreso elegido por voluntad popular, Vizcarra ha dado un golpe blando (suave) y le da visos de legalidad retorciendo el artículo 134 de la Constitución, de esa Constitución fujimorista que repudia salvo cuando la manosea para saciar sus ansias de poder. Gracias a ella y a la mayoría congresal asumió la presidencia tras la renuncia de Kuczynski. Vizcarra “agradeció” a la oposición democrática con el embuste de que no le dejaban gobernar, caricaturizó al Parlamento y lo deslegitimó para despojarlo del respeto ciudadano. Ha seguido a la letra lo descrito por el político y filósofo estadounidense Gene Sharpe, en su libro “De la Dictadura a la Democracia”, paradójicamente para pervertir la democracia.
Del “nos vamos todos”, pasó a que se vaya el parlamento, él permanece en el poder y convoca a elecciones congresales. Él, pues, se queda. La obra de Sharpe menciona cinco pasos para provocar golpes suaves: ablandamiento; deslegitimación; calentamiento de calle; mezcla de confrontaciones y quiebre institucional. Estamos en el calentamiento de la calle, llegarán los disturbios y luego el desmantelamiento institucional para el bicentenario tendremos a un Hugo Chávez moqueguano.
La prostiprensa no tiene vergüenza, al aire y con el teleprompter en la oreja comenta “me dicen de Palacio”, mientras se entrevista al de Palacio. Su narrativa es que el pobrecito disolvió el Congreso por el “enfrentamiento de poderes”, cuando en realidad no soportaba el ojo sobre sus potenciales delitos: el audio presionando al ex contralor Alarcón para favorecer a Chinchero, sus vinculaciones con Graña y Montero y Odebrecht, la compra del requisado Tlaloc, el atunero del narco Joaquín “Chapo” Guzmán, entre otras.
Los comunistas logrararán su Constituyente. Ya el cubanófilo gobernador de Cajamarca, Gregorio “Goyo” Santos (alias Comandante Marañón) escribió en twitter: “[…]por un Congreso que abra camino a un proceso constituyente del Pueblo”. Esto es lo que querían los comunistas pro PPK en la segunda vuelta: cambiar la Constitución, erradicar el modelo económico.
El dictablando Vizcarra nombró como Premier a Vicente Zevallos el de “no hay que tenerle miedo al Estado Empresario”, y la flamante ministra de Economía, María Antonieta Alva, siendo estudiante declaró: “No debemos crucificar al neoliberalismo y menos al comunismo” (lean bien: “y menos al comunismo”).
En lo que va del siglo XXI, el promedio global de golpes ha sido 2,4 por año. Históricamente el primer lugar se lo lleva la convulsionada Tailandia, el Perú ocupa el segundo con trece golpes desde el inicio de la república. Trece con este de Vizcarra. Trece, número de mal augurio.