Absolutamente en desacuerdo con el espectáculo mediático que ha hecho la Fiscalía con la intervención de la vivienda de Boluarte y Palacio de Gobierno. Efectivamente se hizo al amparo de una orden judicial y legalmente correspondía, pero convocar a toda una cuadrilla de periodistas –que disfrutaban levantando el dedo acusador– en horas de la madrugada del Viernes Santo ha sido un exceso.
Madeleine Osterling
El Poder Judicial nos da golpes bajos todos los días, nada cambia. Las medidas cautelares siguen siendo la puerta falsa de los inmorales, de aquellos que interpretan la ley en su propio beneficio y que manipulan todo el aparato judicial para favorecerse.
No busque zonas de confort, señor ministro, mantener el nivel de inversiones mineras del 2023 es insuficiente, tenemos que superar con creces los US$5,235 del nefasto año de Castillo.
El retorno de la cámara de senadores ha sido recibido con un entusiasmo desmedido, como si fuera un mayúsculo avance para recuperar una solidez institucional que nuestro país nunca ha tenido. ¿Cuánto durará el paso de la ilusión al desencanto democrático?
Vivimos momentos demasiado convulsos que necesitan una pronta solución. Día a día nos enfrentamos a sorprendentes revelaciones –bien conocidas por algunos hace tiempo– que marcan claramente nuestra absoluta decadencia moral. Los valores están en el subsuelo.
El descaro de Contreras no tiene nombre, pero el papel aguanta todo.
Los miembros de la JNJ tienen que salir, aunque les queden pocos meses en el cargo. Es un tema de principios; han acumulado innumerables causales para ser destituidos. Los siete ciudadanos que la conforman, absolutamente descalificados, tienen un poder inmenso: nombran, evalúan y ratifican a todos los fiscales (cerca de 6,500) y jueces (más de 3,000) a nivel nacional.
Escandalosa la forma como se ha manipulado la justicia en el Perú. Sin legalidad y Estado de derecho no hay libertad. Por ello, nos hemos convertido en unos esclavos de este régimen del terror instaurado por los caviares en la Fiscalía bajo el liderazgo del IDL.
No hay nada peor para un país que ha perdido toda velocidad de crecimiento, que el falso triunfalismo.
El Perú tiene que gobernarse con puño de hierro, la falta de autoridad e ilimitada tolerancia de este gobierno es inaceptable. Sus miedos y una tergiversada versión de la democracia son la fuente del caos que nos rodea. No puede ser que cada vez que se trate de exigir el cumplimiento de la ley, aquellos que se sienten afectados quieran imponer su voluntad a través de la violencia.
Otárola y Contreras han sido contundentes al negar un nuevo apoyo financiero a Petroperú y deberían resistir. Boluarte sabe que tiene que respaldarlos.
Si sale elegido Antauro en el 2026, o algún otro líder de la izquierda violenta, vamos a llorar sangre. Humala está recorriendo el país y cautivando con su discurso “liberador”. Sabe perfectamente lo que sus votantes quieren escuchar. El Congreso, irresponsable, tiene en compás de espera la norma que prohíbe la postulación de asesinos.
Dina, cual pitonisa ha declarado que el precio de la gasolina bajará y que ello resultará en la reducción en el precio de los alimentos y luego, mágicamente, la recesión cederá. Inaceptable, con el hambre y la miseria de los peruanos no se juega. Bien sabe que el precio del petróleo es un factor exógeno, que ni ella ni nadie lo maneja.
Todos los inicios de año escucho y leo los mismo buenos y dulces deseos de los líderes empresariales. Una voz unívoca pidiendo por la resiliencia, el compromiso, la unidad y la confianza. Ello no significa nada sino va acompañado de medidas concretas, no solo se trata de quedar bien para la foto.
La Navidad es un tiempo de reencuentro y sobre todo de solidaridad, sin embargo, estamos cerrando el año con una inaceptable contraofensiva caviar, para los cuales el fin justifica los medios. Viven salivando el poder y su mayor herramienta es el engaño. Usan las mentiras y la desinformación para manipular la realidad y acaban destruyendo los cimientos de nuestra convivencia.
Si hubiera un concurso de ineptitud entre las entidades públicas, muchísimas se pelearían el primer puesto e increíblemente el MEF podría quedar entre las finalistas.
¿Por qué nadie en el Ejecutivo se pone los pantalones y tiene el coraje de iniciar el proceso de denuncia de la Convención Americana de Derechos Humanos? ¿A qué le tienen miedo? ¿A la represalia de los Estados Unidos que no la ha firmado? ¿Se sienten traidores a su ideología?
“En el Perú vivimos en el caos”, Domingo García Belaunde lo definió claramente el domingo pasado en El Comercio. Cada vez que los caviares se debilitan y pensamos que hay una luz al final del túnel, contraatacan. Tienen mil vidas y recientemente están más empoderados que nunca. A más inri, hay toda una ola caviar en el empresariado por conveniencia o pésima asesoría.