Dina solo sabe sonreír y temblar
El Perú tiene que gobernarse con puño de hierro, la falta de autoridad e ilimitada tolerancia de este gobierno es inaceptable. Sus miedos y una tergiversada versión de la democracia son la fuente del caos que nos rodea. No puede ser que cada vez que se trate de exigir el cumplimiento de la ley, aquellos que se sienten afectados quieran imponer su voluntad a través de la violencia. El principio esencial para una convivencia pacífica es el respeto por el prójimo, entender que la libertad de un ciudadano termina donde empieza la de los demás.
Las noticias sobre el paro indefinido de diversos gremios y colectivos relacionados con la operatividad de las visitas a Machu Picchu han dado la vuelta al mundo: el vandalismo, la toma de las vías férreas, las dramáticas declaraciones de los turistas afectados, secuestrados, han tenido un impacto muy fuerte, mucho mayor al que se logra gracias al inmenso trabajo y millones que invierte Promperú tratando de posicionarnos como destino turístico. Un éxito nuestra participación en la FITUR 2024 realizada hace pocos días en España, país que hoy es el primer emisor de turistas al Perú. No podemos permitir que este colosal esfuerzo, compartido con las distintas oficinas comerciales, se vea opacado por un grupo de delincuentes.
Las mesas de diálogo son la salida fácil para una paz temporal, pero han perdido toda credibilidad. Se vuelven eternas e improductivas. Además, estos violentistas insisten en la nulidad del contrato con la empresa Joinnus para sentarse a conversar. El gobierno no debe ceder un milímetro, tampoco negociar con estas mafias que azuzan a la población sobre la base de pueriles mentiras como una supuesta privatización, ni bajar la cabeza ante ningún reclamo. Nada de contemplaciones, debe prevalecer el imperio de la ley.
La corrupción está probada. Contraloría ha encontrado un desbalance de S/ 8M en el 2022, respecto de la recaudación por la venta de boletos de Machu Picchu y, un número elevadísimo de ingresos fantasmas a la Ruinas, situación que se replica con creces en el 2023. La única forma de erradicar esta corrupción es con la venta 100% digital (antes eran ambas modalidades y muchos turistas estaban expuestos a agotadoras jornadas, sobreprecio y estafas). Se ha hecho un gran avance, ni un paso atrás.
Para gobernar al Perú se necesita valor y mucha muñeca. El Estado tiene el uso legítimo de la fuerza y hay ocasiones en la que es indispensable usarla porque no quedan otras alternativas. Los manifestantes violentos no entienden otro lenguaje. Lamentablemente, desde los desmanes de diciembre 2022, a los revoltosos no se les toca, se saben blindados y protegidos, incluso por ciertos lideres políticos que son expertos en capitalizar las tragedias ajenas. Este gobierno, muerto de miedo no tiene ningún principio de autoridad y, lo más irónico, es que lo califican de dictadura.
Pataz se ha convertido en “tierra de nadie”, dominada por criminales que se disputan la extracción ilegal de oro y para los que la vida no tiene ningún valor. Minera Poderosa ha sido nuevamente atacada y sigue expuesta a esta cruel violencia. Los comunicados y las promesas no sirven para nada. La Policía no está preparada para enfrentarlos, tiene que entrar el Ejercito y tomar el control, casi a cualquier costo, antes de que sea demasiado tarde.
“La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras sino en el futuro de las decisiones” (Peter Drucker). El piloto automático de este gobierno solo agravará las crisis. Combatir a las mafias sin piedad y con el uso legítimo de la fuerza es indispensable y tendrá un efecto multiplicador de bienestar. No pueden darle la espalda a la toma de decisiones. El ejercicio del poder implica mucha responsabilidad, sino quieren asumirla, las puertas están abiertas para que se vayan.
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