Más respeto y empatía, señora Boluarte
Dina, cual pitonisa ha declarado que el precio de la gasolina bajará y que ello resultará en la reducción en el precio de los alimentos y luego, mágicamente, la recesión cederá. Inaceptable, con el hambre y la miseria de los peruanos no se juega. Bien sabe que el precio del petróleo es un factor exógeno, que ni ella ni nadie lo maneja. La experiencia nos ha enseñado que está expuesto a eventos imprevisibles, es una absoluta timba.
Si quiere dar opiniones económicas con insolencia, que se ilustre primero. Le recomendaría que lea “La miseria del historicismo” del filósofo Karl Popper quien sostenía que, por razones estrictamente lógicas, era imposible predecir el curso de la historia humana. Era renuente a predecir el futuro, ya que este por definición no existía. Entonces se preguntaba: ¿Cómo podemos predecir algo que no existe? Por su parte el economista austríaco Frederick Hayek era un escéptico de los vaticinios. Afirmaba que la economía obedecía a tantas variables que nadie era capaz de controlar, que cualquier profecía estaba condenada al error. Boluarte no es la excepción a la regla.
Hacer predicciones económicas es una moda y todos quieren estar en la foto. La memoria de los peruanos es frágil y los “expertos” siempre tienen las mejores excusas para culpar al resto del mundo de sus desaciertos. Sin embargo, Boluarte no es una analista cualquiera, es presidente de un país cuya población tiene un 50% de inseguridad alimentaria. En el Perú la comida se ha convertido en un bien escaso, especialmente en áreas urbanas. La peor crisis económica es el hambre, un atentado contra la libertad y la dignidad humana. Por ello, la ligereza de Boluarte es una falta de respeto a todos los peruanos y yo, no la acepto. Es su obligación buscar soluciones a este gravísimo problema; no se puede recostar exclusivamente en las Ollas Comunes, los organismos internacionales que nos apoyan en la lucha contra la anemia y la desnutrición y, los programas de la empresa privada en sus áreas de influencia.
A más inri, condenable su falta de empatía. Boluarte nació en Challhuanca, Apurímac, es provinciana como muchos de sus ministros (lo cual demuestra que el Perú es un país muy inclusivo) pero de ahí a señalar que como mujer andina sabe cómo se siente el hambre y el frío, pues se pasó de la raya. Podrá haber tenido carencias, pero difícilmente es una sobreviviente. Además, en pleno siglo XXI, la mujer andina ya dejó de ser la construcción estética de los artistas indigenistas. Aquella figura humilde, alejada de la bonanza urbana, que solo inspiraba compasión, no existe más.
¿Boluarte tampoco sabrá que los ministros son fusibles y deben reemplazarse en tiempos de crisis? Ha permitido que “la estrellita” se quede. Absoluta falta de dignidad del ministro Contreras, el país le queda inmenso. Es un funcionario de carrera del MEF, que tuvo un paso previo por el BCR pero que ni en sus peores sueños enfrentó estos complejísimos problemas de dimensión nacional.
¿Qué lo retuvo? ¿El miedo a quedarse en la calle porque los últimos ministros de Economía peruanos no han tenido ningún vuelo para captar cargos internacionales? ¿El temor de Dina a equivocarse y reemplazar a un ministro fiel y sumiso por alguien que le mueva el piso? Habrá pensado que más vale malo conocido… Pero olvidó que el país necesita alguien muchísimo mejor.
Todo mi apoyo al alcalde López Aliaga. Cerrar la intersección de Paseo Colón con Garcilaso de la Vega generaría un tráfico aún más infernal. Un inexcusable desperdicio horas/hombre y escenario perfecto para la delincuencia. La contratista ha reducido el plazo a 13 meses, pero no se le puede creer. Con ayuda de la tecnología, es necesario buscar mejores alternativas para la Estación número 13.
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