A qué niveles de complicidad habrá descendido la progresía marxista que, como único argumento para aplacar el escándalo que ha producido la divulgación del preacuerdo entreguista firmado entre la Fiscalía y Odebrecht, manifiesta que éste “ha sido filtrado por los corruptos para impedir que Odebrecht colabore con la justicia peruana y de esa forma se salven Alan García y Keiko Fujim
Luis García Miró Elguera
Hagamos el ejercicio sencillísimo de recordar hechos encuadrándolos en la coyuntura.
El periodismo es una vocación, más que un oficio o una profesión. Lo primero, según la RAE, significa llamamiento, inspiración, estado de ánimo, dedicación a aquello por lo cual uno tenga inclinación. Mientras lo segundo implica aprender tanto a través de la escuela como practicar en los quehaceres de esta actividad.
La reelección es el método perverso más usado por el socialismo contemporáneo para aferrarse al poder. Aduce para ello personificar el sistema democrático del voto popular. Claro que es un voto maniobrado desde las alturas del poder, dándole prebenda a quien demuestre su apoyo al régimen y procesando judicialmente a quienes no lo hagan.
Resulta enfermiza la intolerancia del oficialismo. Como siempre, a mis amigos todo, a mis enemigos la ley. El presidente Vizcarra miente. Sin embargo la claque palaciega dice que no.
Transcribo en forma sintetizada este mensaje recibido anónimamente, que desnuda la conmoción que ha entronizado en el Perú la dupleta Kuczynski-Vizcarra. Resulta más que nefasta la rendición del oficialismo ante unos correveidile marxistas, con muestras de constituir una amenaza de alto riesgo para nuestro país.
El presidente Vizcarra pisó el palito. Porque claro, si bien él alucinaba –y sus asesores marxistas se lo remachaban– que podía seguir siendo el gran equilibrista del poder, lo cierto es que nadie puede permanecer estable en una cuestión tan delicada como es gobernar un país en problemas.
La progresía marxista controla este país parapetada detrás del presidente sustituto, a quien manipula como marioneta. Aunque también lo hace operando la organización oligopólico-mediática de El Comercio, en complicidad con otros grupos afines como RPP y La República que igualmente disfrutan del botín llamado “propaganda estatal”. Señuelo que los convierte en falderos del oficialismo.
El presidente Vizcarra podrá engañar a algunos ciertas veces, pero no podrá mentirle a todos permanentemente. Todo tiene límite. Y esa frontera ya la tiene delante suyo el mandatario que juega con las palabras, que dice y se desdice, que habla sin claridad, que soslaya la transparencia. Porque toda mala acción tiene graves consecuencias.
¿Qué ha conseguido Juan Pueblo con las reformas de la Constitución impuestas por la avanzada marxista que rodea al presidente Martín Vizcarra?
La arremetida marxista viene ganando espacio, gracias a los gobernantes envilecidos por la corrupción que han administrado este país desde que la izquierda retornara al poder con la parejita Humala-Heredia y la sucediera Pedro Pablo Kuczynski; tan ávido por llegar a Palacio que pactó con Humala una transición sin cuestionamientos.
Asistimos a una escalada internacional orientada a consolidar el resurgimiento del marxismo. Dicho sea de paso, esta ideología promovida por el comunismo soviético a punta de masacres, torturas, muertes, miseria, etc. -a lo largo de siete décadas- no la extinguió el Glasnost. Tampoco la Perestroika.
Desde que sucumbiera el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, descarrilado por el affaire Lava Jato, y este Congreso eligiera para reemplazarlo a su primer vicepresidente, Martín Vizcarra, el Perú sigue inmerso en una sobrecogedora inseguridad política, sumada a un peligrosísimo y creciente resquebrajamiento de su sistema judicial.