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José Cevasco

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El Congreso tiene que hacer un trabajo de alta cirugía luego de las declaraciones de la señora Karelim López y del mensaje a la nación que hizo don Pedro Castillo.

La etiqueta de “golpistas” caló en el Congreso para aceptar una tregua con el Gobierno. El Parlamento no pudo deshacerse de esa etiqueta al no saber explicar las atribuciones que la Constitución le da para presentar una moción de vacancia presidencial.

Asistí a dos gratas entrevistas el viernes último; la primera con el periodista Miguel Seminario y la segunda con el politólogo Walter Masgo. Tuvieron en común el de tratar de encontrar algunas explicaciones de lo que debería ser un gobernante a propósito de las características que tiene nuestro jefe de Estado.

“Sabes mejor que nadie que me fallaste… sabes a ciencia cierta que me engañaste … Lleno estoy de razones pa’ despreciarte … Échame a mi la culpa de lo que pase… cúbrete la espalda con mi dolor”.

Me prometí “hacia mis adentros” como decía mi abuela, evitar escribir sobre el actual presidente de la República y de sus graves y naturales limitaciones. Pero ante la entrevista concedida al periodista Fernando del Rincón es inevitable no hacerlo.

El Parlamento está formado por ciento treinta representantes. Un gran número de ellos al parecer no entienden que ellos “representan” a sus electores. Así los votos, opiniones y cualquier actividad que realicen los congresistas lo hacen en el marco de la democracia “representativa”.

Al parecer los astros se alinearon.

Como era de esperarse al inicio del nuevo Congreso, la fragmentación de los grupos parlamentarios era cuestión de tiempo.

Revisando las curiosidades en Tik Tok, me encontré con un segmento de un programa de televisión en España donde el entrevistado le hizo una pregunta al entrevistador: ¿sabes cuándo se inventó la maleta?

Si bien la legislatura no ha terminado, dado que ha sido ampliada hasta el 17 de enero, resulta necesario hacer un somero balance del accionar del Congreso. Como sabemos el fraccionamiento en nueve grupos parlamentarios es uno de los primeros inconvenientes para lograr acuerdos políticos y se agudiza cuando dentro de cada uno de ellos existen facciones.

El Congreso hizo bien en ampliar la legislatura hasta el 17 de enero, tal como lo sugerí en una columna publicada en esta página hace algunas semanas. La ampliación permitirá que el Congreso se reúna en cualquier momento según la coyuntura.

¿Aló?, contesté el teléfono y una reportera me preguntó sobre “el pronunciamiento del Congreso declarando no grata la presencia en nuestro país del expresidente de Bolivia Evo Morales”.

Como sabemos el Congreso entrará en receso a partir de los diez últimos días de diciembre hasta el 1 de marzo. Si bien el receso es un periodo en el cual no funciona el pleno del Congreso, pero sí la Comisión Permanente y las comisiones, es un espacio interesante para que el Gobierno trabaje sin la presión del Parlamento.

Uno de los grandes problemas que tiene el Congreso es la gran cantidad de proyectos de ley presentados. Los congresistas presentan proyectos de ley con el propósito de cumplir con sus ofertas electorales y eso está bien, pero lo que está mal son las promesas que hacen a su electorado sabiendo que al ser presentadas en el Congreso éstas no serán aprobadas.

No hay duda que la moción de vacancia presidencial presentada por la congresista Patricia Chirinos encendió los reflectores del Gobierno y sus aliados. Si bien el documento fue elaborado a título personal por la parlamentaria, las demás fuerzas de extrema oposición han tenido que refrendarla para ser formalmente presentada.

Según la RAE abstención significa “… acto mediante el cual la autoridad o el funcionario llamado a resolver un asunto se aparta de su conocimiento por tener alguna relación con el objeto de aquel o con las partes que intervienen” Sin embargo, el derecho parlamentario peruano, hablando en criollo, lo relaciona a la actitud que tiene un parlamentario o grupo de parlamentarios para “zafar el cuerp

Esta semana recibí dos llamadas telefónicas de medios de comunicación diferentes; la primera estuvo relacionada con los informes de la semana de representación y la segunda con la declaración de conflictos de intereses que también realizan los congresistas.

Hace unas semanas el Congreso promulgó la ley de desarrollo constitucional para establecer los límites a la Cuestión de Confianza que puede presentar el Gobierno dejando claro que no procede para los asuntos que son exclusivos y excluyentes del Parlamento.

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