Como un pollo sin cabeza

Si bien la legislatura no ha terminado, dado que ha sido ampliada hasta el 17 de enero, resulta necesario hacer un somero balance del accionar del Congreso. Como sabemos el fraccionamiento en nueve grupos parlamentarios es uno de los primeros inconvenientes para lograr acuerdos políticos y se agudiza cuando dentro de cada uno de ellos existen facciones.

Nadie escapa a esta realidad, tanto así que las divergencias entre sus integrantes han merecido renuncias y traslados hacia otras bancadas. Otro elemento es la experiencia que, “gracias” a la reforma impulsada por el señor Vizcarra, ha sido otro de los elementos para tener en cuenta en el desenvolvimiento negativo del Parlamento.

De ello no tienen la culpa nuestros parlamentarios nuevos, dado que ante la oportunidad legal de poder postular lo hicieron con justicia, pero el sistema parlamentario debe tener una línea de carrera, lo cual no es menester de la presente columna.

Este Congreso sin una mayoría parlamentaria del Gobierno, ha generado que su labor se concentre en las acciones de control político y fiscalización; un ministro censurado, un gabinete pegado al centro izquierdismo en comparación con el anterior que era extremo, interpelaciones, renuncias ministeriales por presión del Congreso y una vacancia presidencial fallida, es el balance. A ello debemos sumarle las seis comisiones investigadoras creadas, amén a las acciones que realiza la Comisión Ordinaria de Fiscalización.

Legislativamente el Congreso no ha generado muchas leyes trascendentes, sin embargo, hay que resaltar la que puso límites a la cuestión de confianza y la que ha establecido el mecanismo para el referéndum. Por lo demás el Parlamento sigue fallando en la publicidad de las normas que aprueba.

Los noticieros del canal de televisión del Congreso y su estación de radio que al parecer pocos la escuchan no son suficientes para llamar la atención de la población para que conozca las normas que vienen aprobando y de aquellas que están en discusión.

Como sabemos el Congreso está desaprobado por la población. Pareciera que el Congreso camina como “un pollo sin cabeza” y ello porque no existe una estrategia concebida, no por todos los grupos parlamentarios que sería imposible, sino por que la Mesa Directiva no la ha elaborado y propuesto ante los grupos ideológicamente afines.

Sin embargo, cualquier esfuerzo debe partir por romper el personalismo de algunos líderes de las bancadas y sea la presidenta del Legislativo quien la conduzca.
Feliz Año 2022.

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