ÚLTIMA HORA
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Hugo Guerra

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A estas alturas solo cabe una conclusión: el Perú está siendo gobernado por criminales, mientras en la oposición -con poquísimas excepciones- se agrupan cobardes, oportunistas y delincuentes.

Hoy, en febrero de 2020, estamos reviviendo básicamente la misma situación pre revolucionaria de octubre de 1968, cuando la conciencia nacional hubo de enfrentarse con un gobierno cada vez más débil y corrupto frente a la expoliación de nuestro petróleo a manos de la International Petroleum Company (IPC).

Pues bien, ya tenemos el peor Congreso de nuestra historia republicana. Si la pretensión de algunos bien intencionados y de una sarta de pícaros vizcarristas fue renovar a un Legislativo desprestigiado a la mala, el resultado es que se han cambiado mocos por babas.

A solo cinco días de las forzadas elecciones parlamentarias, el proceso está profundamente perturbado.

A pocos días de las forzadas elecciones parlamentarias solamente hay cuatro partidos que merecen atención por su presentación programática y su vocación democrática. El Apra, Solidaridad Nacional, Fuerza Popular y Contigo.

A solo veinte días de las elecciones para el caprichoso Parlamento de apenas año y medio impuesto por la dictadura hay puntos clave que requieren precisarse:
Primero, estas elecciones no tienen sustento jurídico sino fáctico: el golpe de Estado de septiembre de 2019.

Hoy enterramos el 2019. Si fuese un parte de batalla lacónicamente diríamos: estamos perdiendo en casi todos los frentes.

El convencionalismo social supondría que hoy solo deberíamos hablar de paz debido a las celebraciones navideñas. Pero, con respeto por las tradiciones cristianas, nunca pasaré por el correctismo político cuando está en juego la democracia.

Nunca hubo un “milagro económico” peruano, las altas tasas de crecimiento que alcanzamos entre fines del siglo XX y el 2011 apenas empezaban a devolvernos a aquella relativa normalidad de la que gozamos a mediados de los años 50. Pero hoy la dictadura de Vizcarra vuelve a poner al país cuesta abajo en la rodada.

Hay momentos en la vida de los pueblos cuando urge recordar que la moral individual y colectiva consiste en diferenciar entre el bien creativo y el mal destructor; y a partir de esta precisión resulta inevitable adoptar drásticas medidas correctivas que impidan el derrumbe del Estado social y constitucional de Derecho.

Primero: cuando la eligieron presidenta, publiqué que la Confiep estaba en buena manos después de la brillante gestión de Roque Benavides; pero después de la estupidez cometida en CADE creo que María Isabel León debe renunciar por elemental decencia.

Siempre me opuse a las elecciones parlamentarias anticipadas por dos razones sustantivas: la consolidación del golpe de Estado y la grave amenaza de un fraude electoral.

Este es un artículo contrafáctico, pero también una advertencia de lo que muy pronto tendríamos que hacer para reaccionar contra las políticas gramscianas y globalistas que nos amenazan:

Solo la prensa marxistoide y los bobos siguen sosteniendo que a Evo Morales le dieron un golpe de Estado, cuando la realidad es que cayó por tirano.

Me divierte mucho el escandalete que la existencia de la Coordinadora Republicana provoca entre los mastines del pensamiento único de la izquierda progre-caviar.

Chile es el peor ejemplo de lo que puede pasar en América Latina. No me impresionan las protestas masivas, sino el desgobierno de Piñera a quien considerábamos bastión de la democracia.

La violencia desatada por la izquierda radical en Ecuador, Chile, Honduras, Cataluña y partes de Argentina evidencia una nueva arremetida del Foro de Sao Paulo (hoy Foro de Puebla).

No hay dictadura buena, y no existe dictador que se mantenga en el poder sin ejercer la violencia y ensuciarse las manos con sangre de inocentes.

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