Censura en Navidad

El convencionalismo social supondría que hoy solo deberíamos hablar de paz debido a las celebraciones navideñas. Pero, con respeto por las tradiciones cristianas, nunca pasaré por el correctismo político cuando está en juego la democracia.

Estamos en vísperas de elecciones parlamentarias impuestas por la dictadura y sustentadas en un barniz precario de legalidad. Pero el proceso carece de legitimidad constitucional: si el TC llegara a sentenciar a favor del presidente del Congreso en la demanda competencial, el nuevo Parlamento tendría que disolverse o las elecciones abortarse.

A la precariedad jurídica, se suma la desinformación, el desinterés, el dictador que se entromete cada vez que le da la gana en el proceso sin mantener la exigible neutralidad, y además se producen hechos peligrosos.

El llamado Tribunal de Honor ha osado censurar a Solidaridad Nacional por la publicación en internet de un spot publicitario en el cual se recopila el accionar genocida de SL y el MRTA, recordando el apoyo a la violencia por parte de políticos peruanos vinculados al chavismo de izquierda radical. Todo lo que se dice es objetivo, igual que la crítica al inepto Vizcarra, y se concluye con un justificado “Defendamos la democracia”. Según el Tribunal la censura se adopta “en aras de conservar y asegurar la conducta ética”. Rechazar la verdad es puro sesgo y estupidez.

Luego la ONPE censura un spot del Apra, partido auténticamente democrático, por otro video en el que se grafica la violencia, el hambre y la insalubridad que vive el pueblo peruano por la ineptitud de Vizcarra y se advierte el riesgo de caer en un modelo chavista. No se miente ni se agravia a nadie. Otra estupidez.

Tribunal y ONPE contravienen entonces el mandato constitucional que prohíbe la censura y sientan las bases para restablecer la figura penal del desacato, mediante el cual se prohíbe criticar a la autoridad. A mí ya pretendieron amedrentarme (sin que me importe) con dos comunicados oficiales del Ministerio de la Mujer y la Defensoría del Pueblo por decirle, sin ánimo de ofensa, “mocosita” a una ministra de Estado.

Entonces Dios nos libre si la dictadura llegase a tener mayoría en el nuevo Parlamento. Que el pueblo la castigue con su voto por ir contra las libertades de prensa y opinión, aunque hoy en día el cartel mediático aplauda la inconstitucionalidad a cambio de la subvención estatal. Desde nuestra trinchera llevamos nota de quién es quién. Pronto la pagarán.