En un escenario internacional cada vez más volátil –marcado por guerras comerciales, disrupciones en las cadenas logísticas y un resurgimiento del proteccionismo–, la diversificación de mercados para la oferta exportable peruana se vuelve imprescindible.
César Tello Ramírez
Representantes de los principales gremios empresariales, entre ellos ADEX, sostuvimos una reunión de trabajo con el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, en la que pudimos conocer las prioridades de su gestión y también transmitir nuestra preocupación sobre la urgencia de destrabar las inversiones como vía para desarrollar el Perú.
En un escenario global tensionado por disputas comerciales y cambios geopolíticos, EE.UU. se reafirma como un socio clave. En el 2024, fue el principal destino de nuestras exportaciones con valor agregado y concentró el 13% del total.
Perú cuenta actualmente con 22 acuerdos comerciales vigentes que brindan acceso preferencial a 58 economías en América, Europa y Asia; y está negociando otros con India, Indonesia, Filipinas, Uruguay y El Salvador, lo que ampliará aún más las oportunidades para las exportaciones.
El ruido político en el Perú distrae los esfuerzos por frenar una realidad silenciosa y grave que sigue avanzando: la pérdida sostenida de la competitividad.
La informalidad laboral es uno de los principales desafíos del país. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al cierre del 2024, solo el 29.1% de los trabajadores tenía un empleo formal. El 70.9% restante se encontraban en situación de informalidad, lo que equivale a más de 12 millones 300 mil de personas sin acceso a beneficios básicos.
Alrededor del 70% de las exportaciones peruanas corresponde a productos tradicionales, principalmente minerales.