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No pongan trabas

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Fecha Publicación: 25/04/2025 - 21:10
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Alrededor del 70% de las exportaciones peruanas corresponde a productos tradicionales, principalmente minerales. Esto implica que su desempeño depende en gran medida de los precios internacionales, en particular del cobre, oro, zinc y plata, por ello, resulta fundamental diversificar la matriz exportadora pues solo así reducirá su vulnerabilidad frente a las fluctuaciones en los mercados internacionales.
En las últimas décadas y gracias a la apertura comercial y sanitaria, la Ley N° 27360 (Ley de Promoción del Sector Agrario, vigente entre los años 2000 y 2020) y la resiliencia de los integrantes de su cadena, la agroexportación se convirtió en la segunda actividad más importante de las exportaciones.
En su momento, esta norma impulsó un cambio estructural al incentivar la inversión privada y la formalización laboral, permitiendo la transformación de áreas desérticas en extensos campos verdes e impulsando la creación de polos de desarrollo descentralizados.
El impacto es cuantificable, solo las agroexportaciones con valor agregado pasaron de casi US$ 400 millones en el año 2000 a US$ 11 mil 192 millones en el 2024 y ayudó a crear miles de puestos de trabajo. Este incremento exponencial fue posible gracias a este marco legal que redujo las barreras a la inversión, facilitó el acceso a tecnología y fomentó la competitividad.
Uno de los pilares de la Ley 27360 fue la reducción del Impuesto a la Renta. Esta modificación no implicó una pérdida fiscal, sino un aumento en la recaudación absoluta, si no, preguntémonos ¿qué es lo mejor para el fisco? El 30% de las utilidades generadas con los US$ 400 millones de una agricultura obsoleta o el 15% de las utilidades de US$ 11 mil 192 millones de una agricultura moderna. La respuesta es más que obvia.
No obstante, y pese al impacto de este dispositivo, el congreso del 2020 la derogó y hace poco más de una semana el pleno del parlamento devolvió el dictamen de la nueva Ley de Promoción Agraria a la Comisión de Economía, iniciativa que busca darle un segundo impulso a esta actividad que impacta en miles de pequeños productores y en otros rubros como envases y embalajes, seguridad y transporte.
‘El milagro de las agroexportaciones’ registrado entre el 2007 y 2011, cuando el sector crecía en 2 dígitos de forma sostenida y alcanzó un pico de 29% en el 2011 –exceptuando el 2009 cuando las exportaciones cayeron por la crisis hipotecaria en EE.UU.– puede repetirse, pero para lograrlo se necesita avanzar en la agenda pendiente que incluye la reducción de los sobrecostos y la mejora de la infraestructura.
Luego de la derogatoria de la Ley 27360 se detuvieron las inversiones de largo plazo y el sector avanzó por inercia, si queremos recuperar el ritmo perdido es imperativo un nuevo marco que responda a las necesidades del sector, no uno que limite su potencial.
El agro peruano posee ventajas competitivas, el gobierno está poniendo en marcha grandes proyectos como la II etapa de Majes Siguas, III etapa de Chavimochic, Pampas Verdes, Poechos, Chinecas y otros, pero nada podrá concretarse si el sector privado no percibe un ambiente de estabilidad y predictibilidad.
El éxito alcanzado por el sector agroexportador no garantiza su sostenibilidad futura. No es momento de que se impongan más trabas, urge aprobar la nueva Ley Agraria que promueva un desarrollo integral de esta actividad, con visión de largo plazo, que consolide el posicionamiento global del Perú, y, sobretodo, nos permita construir un mejor futuro para todos.

*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)

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