ÚLTIMA HORA
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Beatriz Mejía Mori

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La inoculación de la población con sustancias de mutación genética con ARN mensajero (ácido ribonucleico de seres no identificados), denominadas falsamente “vacunas contra el covid, influenza, neumonía y dengue”, continúa en el Perú, a pesar de que se han reportado millones de víctimas con enfermedades autoinmunes y fallecidos por sus graves efectos adversos en todo el mundo, y ha sido prohibid

Preocupante, que gran parte del liderazgo político nacional se rasgue las vestiduras por la supuesta lesión a nuestra soberanía que habría ocasionado el reciente Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Cuando se crearon las cortes internacionales, el mundo vio como bueno que existieran espacios de Justicia para crímenes y violaciones de derechos humanos, que cada vez más trascienden las fronteras de las naciones y que muchas veces cuentan con la complicidad de los gobiernos, o estos son sus principales autores.

A pocos meses de que Boluarte anunciara en el Foro de Davos el compromiso del Gobierno de apoyar el objetivo de reducción de la población (sic), la falsa vacunación covid continúa, mientras en los países más vacunados la han suspendido por sus graves efectos adversos y altos índices de mortalidad.

Los anuncios de la élite globalista de sumergir a la humanidad en una "nueva normalidad", luego de someterla a un plan perverso de quebrantamiento moral por el temor a la muerte, por un virus que ellos mismos fabricaron, mutando un coronavirus con neumococo, VIH y TBC en un laboratorio de Wuhan, y llevarla a una crisis financiera global, tienen un objetivo: hacer creer que su Nuevo Orden Mundia

Venido del Foro de Davos el presidente del BCR, Julio Velarde, anunció el inicio de acciones para crear una moneda digital, lo que reveló que había recibido instrucciones en este foro, que ha entrado a la etapa de imposición de una moneda virtual universal.

Sorprende que algunos políticos en el Congreso hayan invocado la falta de capacidad moral para gobernar de algunos expresidentes de la República y terminen apoyando la permanencia en la Presidencia de una persona que ha demostrado adolecer de falta de capacidad moral para dirigir los destinos de la nación.

El cargo de presidente de la República requiere de una persona íntegra moralmente, que demuestre una trayectoria de vida personal y pública respetuosa de los principios y valores de la moral social; no es posible que alguien que haya cometido delitos o que los cometa en la función presidencial ejerza este cargo, porque la comisión de delitos acusa incapacidad moral.

Es sorprendente cómo la población cree en el discurso oficial de lo que sucede en el Perú, cuando existen evidencias múltiples de que la humanidad se encuentra bajo una guerra mundial de cuarta, quinta y de sexta generación: biológica, electromagnética, y recientemente, climática.

Se ha montado una supuesta guerra contra el "comunismo y los vándalos terroristas" que motivan las protestas sociales, desde un sector social que tiene sus tentáculos de poder político a través de autoridades, partidos políticos con bancada en el Congreso, y jueces y fiscales.

Es revelador de que se está mintiendo cuando los que estuvieron en el lugar de los hechos cuentan versiones diferentes, especialmente cuando se buscan culpables.

Uno de los reclamos de la protesta social es la convocatoria a una asamblea constituyente para aprobar una Constitución que sea el instrumento de las reivindicaciones sociales y que ponga término a la entrega interminable del patrimonio nacional.

El principal problema del Perú no es el conflicto social y las disputas entre izquierda y derecha que tratan de capitalizarlo según su conveniencia, tampoco lo es el narcotráfico o el terrorismo, a pesar de sus efectos destructivos en la nación, tampoco lo es la pretensión de políticos que se postulan como los “elegidos” para gobernar e imponen su postulación presidencial vez tras vez con alto

En un mundo que ha devenido en usar la mentira como verdad, donde el que dice la verdad parece que ha perdido la razón, cuando la mayoría cree en las mentiras que se siembran como verdades, recobra más que nunca importancia saber y decir la verdad.

El Perú se ha polarizado entre los que han creído el discurso oficial transmitido por la prensa y están convencidos de que los que se han levantado en insurgencia son terroristas, vándalos, revoltosos, que están destruyendo Lima, mientras una sacrificada policía los tiene que enfrentar desarmados, sufriendo lesiones graves y muerte; y los que encuentran razonable el levantamiento de los pueblos

“NOS ESTÁN MATANDO POR DEFENDER A NUESTRA PATRIA” dice un cartel de ciudadanos que se han atrevido a salir a las calles para unirse a la lucha del pueblo que gracias a la comunicación digital se ha enterado de la verdad de la disposición arbitraria de los recursos naturales de sus tierras, y del abrupto cambio de gobierno para continuar la entrega del patrimonio nacional a intereses extranjeros

Tildar de terroristas a los ciudadanos que están protestando, sólo porque han infiltrado operadores violentistas, pretende reducir la legítima protesta social a irracionales actos de violencia que ponen en peligro el orden público.

Se ha perdido la capacidad de razonar lógicamente en función del reconocimiento de la realidad, que depende de la aptitud moral para reconocer la verdad.

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