El verdadero problema del Perú

El principal problema del Perú no es el conflicto social y las disputas entre izquierda y derecha que tratan de capitalizarlo según su conveniencia, tampoco lo es el narcotráfico o el terrorismo, a pesar de sus efectos destructivos en la nación, tampoco lo es la pretensión de políticos que se postulan como los “elegidos” para gobernar e imponen su postulación presidencial vez tras vez con alto costo para la moral social.

El principal y verdadero problema del Perú es la corrupción que anida en los corazones de los políticos de izquierda y derecha y también de centro, quienes por su enorme ambición hacen cualquier cosa para tomar el poder y cuando lo obtienen son serviles al poder extranjero que domina la economía y ahora pretende dominar la vida política y social del Perú.

No existen candidatos de ninguna tienda política que estén en la capacidad de gobernar nuestro país con la solvencia moral e intelectual necesaria para enfrentar la dominación extranjera con acierto y sin sumir al Perú en el aislamiento económico. De hecho, algunos que aspiran a ser presidentes ya están negociando con sus voceros, porque saben que de no hacerlo sus posibilidades de ser elegidos son remotas.

Enfrentar el verdadero problema del Perú es estar sentado frente a una tabla de ajedrez donde el contendor, la élite globalista, te obliga a comenzar el juego teniendo en sus manos todas sus piezas y gran parte de las tuyas, y dejándote 3 o 4 piezas con las cuales debes jugar a vencer. La inequidad de la contienda es evidente y sólo alguien que pueda mover sus pocas piezas con inteligencia de lo alto puede vencer.

Algunos candidatos ni siquiera conocen lo que significa ser presidente en un país como el Perú, en circunstancias en que los “dueños del mundo” han montado un imperio construido sobre metales, cuyas reservas se encuentran en la tierra peruana, y están ejecutando una guerra encubierta de exterminio de la población por bioterrorismo y radiación electromagnética; de llegar al poder serían serviles al enemigo como lo han sido los últimos presidentes impulsores de los protocolos de la muerte y de la vacunación letal y de marcación digital forzada.

Para colmo también hay candidatos que dicen querer trabajar por el pueblo en tanto esconden sus componendas con la élite mundial que los financia y apostará por ellos para seguir saqueando a nuestro país y terminar por someterlo como colonia a su gobierno mundial. Es deber patriótico impedirlo.

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