La importancia de saber y decir la verdad

En un mundo que ha devenido en usar la mentira como verdad, donde el que dice la verdad parece que ha perdido la razón, cuando la mayoría cree en las mentiras que se siembran como verdades, recobra más que nunca importancia saber y decir la verdad.

La política que siempre ha sido caldo de cultivo de toda clase de mentiras y engaños como “arte de hacer política” en todas las latitudes, ha hecho que las personas crean cada vez menos en los discursos políticos y en los mensajes de sus autoridades, que ven teñidos de intereses diversos, que los colocan ajenos a la realidad del pueblo que gobiernan.

Si los gobernantes y sus colaboradores aprendieran que mentir en cualquier forma acarrea un curso de negatividad en la vida del que miente, y que los gobiernos que manipulan el entendimiento popular en base a falsos mensajes que distorsionan a propósito la realidad para preservar sus intereses, carecen de legitimidad moral y la estructura de poder real que los sostiene es tan débil como cercano su derrocamiento, tendrían cuidado de decir siempre la verdad.

La mentira dicha por cualquiera tiene el mismo efecto, no hay excepciones, todo aquel que miente cosechará adversidad de sus mentiras, y todo aquel que siempre diga la verdad, aun vaya en contra de sí mismo, cosechará prosperidad en todas las cosas.

Saber la verdad en un mundo de mentiras se vuelve una tarea imposible, a menos que se tenga discernimiento espiritual para diferenciar la mentira de la verdad en toda circunstancia. El problema es que cuando las conciencias son programadas a base de mentiras, el discernimiento queda bloqueado y la conciencia tiende a reconocer la mentira como verdad y la verdad como mentira.

Reconocer la verdad se convierte entonces en medular para enfrentar la vida y decir la verdad determinante para prosperar en ella.

Cuando en el Perú gobiernen personas comprometidas con la verdad, que no vendan su conciencia al mal por mantenerse en el poder y satisfacer sus intereses, se abrirá un curso de bien para toda la nación, y sólo así podrá encaminarse hacia su verdadero desarrollo, dejará de estar sometida a poderes extranjeros, y se abrirá el camino para la Justicia de verdad y la paz que permanece; entonces florecerá la dignidad de todos y nos encontraremos unidos en la cima de la Libertad.

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