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Antonio Moretti

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Conversamos con escritores y escritoras, críticos de teatro, periodistas culturales, intelectuales que seguimos con atención para imponerles una dura tarea: elegir los tres libros más interesantes o importantes que han leído en 2021.

Conversamos con escritores y escritoras, críticos de teatro, periodistas culturales, intelectuales que seguimos con atención y deben ser seguidos con atención, para imponerles una dura tarea: elegir los tres libros más interesantes o importantes que han leído en 2021.

Ficciones continuas (Garamond, 2021) es la más reciente publicación de Jorge Valenzuela, uno de los escritores más representativos de la convulsionada década de los ochenta.

Gafas Moradas, editorial que en solo un año de trabajo ha publicado poco más de una docena de títulos, ya ha distribuido en librerías la reedición del buen cuentario Las que somos, de Rosalí León-Ciliotta. Virtudes, varias. Pero me interesa comentar, primero, el buen manejo del ritmo. Son tres cuentos en 99 páginas. Ninguno pierde la tensión, la intriga, el crecimiento de la historia.

Leí Retratos familiares, de Ricardo Sumalavia, en 2001. Ahora, 20 años después, la lectura de su edición de aniversario ha sido igual de inquietante.

Si bien, mi memoria frágil no guardaba la finura de los personajes ni la contundencia de las anécdotas con nitidez, hubo algo así como la memoria del gusto la que se activó apenas empecé su lectura.

Hasta hace algunos años se aseguraba que el realismo urbano era el género más apreciado de la narrativa. Y cómo no, muchos de nuestros grandes escritores y escritoras han lucido su genio y sensibilidad en ese registro.

La editorial La Catedral ha publicado “El crepúsculo de los Apu” (2021) de Héctor Enrique Dávila La Torre. Esta novela coloca en el centro de la ficción al último vilac umu, el sacerdote del Tawantinsuyu.

Hoy cualquiera, más o menos, se puede considerar fotógrafo. Algunos dirían que solo necesita de un buen celular y un aplicativo de edición. Otros, más “exigentes”, aseguran que bastará tener una buena cámara fotográfica, que cuesta poco más de mil dólares.

Las estrategias contra la pandemia desatada por la Covid-19 produjeron que mucho del mundo cultural desapareciera. El temor, como es comprensible, fue lo que más entretuvo la mente y el espíritu de todos.

Ricardo Sumalavia es uno de los mejores escritores peruanos. Su narrativa es de precisión: cuenta con la habilidad de decir mucho con poco, sorprender y conmover con la anécdota. Con una exigente estética, representa, va de lo personal o doméstico a lo humano.

Pandemonium editorial ha publicado historias de zombis, gore, horror, fantasía, ficción especulativa, entre otros. Estos géneros no son desconocidos en el país, pero tampoco han logrado el protagonismo como en otras latitudes. Esta casa editorial ha decidido celebrar el Bicentenario con una colección de cuatro tomos. Llaqtamasi, ficción especulativa peruana, es uno de ellos y reúne 12 relatos.

Cuando se piensa en la vuelta a la normalidad, aparecen restaurantes en la mente, centros comerciales, gimnasios, colegios y todo eso que está muy bien. Los cines ya se anuncian, los teatros también y, poco a poco, las galerías de arte hacen lo suyo.

No soy un fan natural de los cómics ni de las series. Es un gusto adquirido, educado por las conversaciones y emociones de amigos y colegas a quienes, por supuesto, respeto mucho intelectualmente. Primero, como supongo debe ser en cualquier exploración artística o intelectual, acepté sugerencias con agrado, consumí spoilers y valoré muchísimo las opiniones de quienes tenían mayor experiencia.

Seré atrevido: todos los escritores hemos sido impresionados, derrotados, interpelados por un puñado de autores y autoras que admiramos.

Veíamos, en un canal de cable, una película de principios de siglo. A y yo ya la conocíamos, por lo que discutíamos divertidos: que si era una mirada que ridiculizaba a Tokio o si era la forma en la que los gringos imaginaban Japón. Y luego, tal vez más interesante, sobre los protagonistas: “Su esposa, cuando lo llama, ni le pregunta cómo está”, resaltó A.

Julio Ramón Ribeyro comentaba que el diario personal era un género que lo cautivaba. Lamentaba su poca práctica. Y tuvo razón. Descubrir el pensamiento de un intelectual sobre lo cotidiano, lo que lo sorprende o conmueve, no solo lo humaniza, también nos puede dar luces sobre qué produjo sus reflexiones: el célebre disparador.

Los premios literarios son un estimulo y un reconocimiento para el trabajo de escritores y escritoras. El prestigio de estos premios se construye, no por lo que ofrecen, sino por lo que premian. Y precisamente esto lo que ha pasado con el Premio Copé 2020.

No hay certeza de que el cambio de fecha para la transmisión del documental “La revolución y la tierra” se haya producido por la presión que ejerció un sector de la prensa y la sociedad, quienes consideraron inoportuna su transmisión.

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