Sobre algunos aprendizajes
No soy un fan natural de los cómics ni de las series. Es un gusto adquirido, educado por las conversaciones y emociones de amigos y colegas a quienes, por supuesto, respeto mucho intelectualmente. Primero, como supongo debe ser en cualquier exploración artística o intelectual, acepté sugerencias con agrado, consumí spoilers y valoré muchísimo las opiniones de quienes tenían mayor experiencia. De eso, ya han pasado varios años y ahora, sin considerarme un seriefilo, hasta me atrevo a discrepar con quienes me guiaron en el inicio. Y esto lo comento porque, seguramente, habrá quienes son conservadores hasta con la cultura —paradoja inexplicable— y que no aceptan que puedan construirse ideas, críticas y cuestionamientos de aquello que tiene fama de infantil, adolescente, imaginario o fantasioso; cuando, precisamente, no hay mejores críticos que los jóvenes ni mayor estímulo que la imaginación.
En estos últimos días, concentré mi tiempo libre en la serie Falcón y el Soldado del invierno, basada en personajes de Marvel y producida por Disney. Bajo los prejuicios señalados líneas arriba, nada bueno auspiciaría esta presentación. Dudas que, dicho sea de paso, compartí pues Disney, en general, me parece insoportable, pero de esto ya hablaremos en otro momento. La serie en cuestión amplía el universo de Los vengadores de un modo, digamos, verosímil. Sin embargo, me parece que lo indudablemente valioso es la manera en la que se presenta la paradoja de ser un afroamericano y defender los valores estadounidenses. Sobre estas, no se enfatiza, no se denuncia, no se acusa, simplemente está allí, es evidente, no requiere justificación, y esto es un acierto. Como también lo fue la discusión política entre los que lo tienen todo y los ignorados por el poder, los menospreciados, cosa que supera el tema racial, por supuesto. En buena cuenta, se discute qué es lo justo, lo bueno, lo correcto y también, el mantener las cosas como están para el privilegio de cierto grupo.
Temas vigentes, como también lo es el heroísmo e idealismo; verdades ocultas o en metáforas, como también suele ser el arte.
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