Un buen amigo abriga la esperanza de que el presidente Castillo se emancipe del inefable Vladimir Cerrón y adláteres –vaya desgracia del Perú con los Vladimiro- y que lidere un gobierno de izquierda democrática en vez del nefasto y fracasado socialismo marxista-leninista que propugna el prontuariado exgobernador regional castrista.
Alejandro Tudela Chopitea
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El Congreso concedió la confianza al poco fiable Gabinete Bellido por más de veinte votos de diferencia.
Si no hay “sorpresas”, mañana se presenta ante el Congreso el premier con el Gabinete en pleno para exponer y debatir la política general y las principales medidas que requiere el Gobierno y plantear la cuestión de confianza. No la damos de pitoniso ni de zahorí y la coyuntura tampoco pinta fácil para adivinar por donde irán los votos de los padres y madres de la Patria.
Uno de los clásicos del marxismo-leninismo es el libro “De la Huelga a la Toma del Poder”, todo un manual soviético para alcanzar el éxito revolucionario a partir de la agitación y la insurrección laboral-sindical y su entrelazamiento con la “huelga política de masas”.
Lo explicamos con un ejemplo: si en una Compañía el Presidente Ejecutivo o CEO como está de moda, contrata a quien le da la gana sin importar su pasado, incompetencia o deméritos y con un jugoso sueldo a costa de los ingresos para los socios, el Directorio primero y si no la Junta de Accionistas a quienes le cuesta el despropósito lo llama al orden y hasta lo puede remover o despedir.
Llorar sobre la leche derramada no sirve, tampoco quedarse en el lamento por el resultado electoral fraudulento o por la pasividad por no decir indiferencia internacional.
No lo han proclamado Presidente de la República pero está visto que al profesor Castillo las formas de la Democracia “burguesa” le importan un comino. Afirma que en el supuesto Mensaje a la Nación que dirigirá desde el Congreso solicitará “ que (se) agende inmediatamente la instalación de la Asamblea Constituyente para redactar la primera Constitución del Pueblo”. Ni Leguía tuvo tales ínfulas.
Por supuesto no nos referimos a la categoría filosófica sino al peliagudo punto en que se halla la definición del cómputo nacional y proclamación por el JNE del nuevo Presidente de la República.
El titular no es retórico y la respuesta corresponde darla oficialmente a los órganos del Sistema Electoral aunque la verdad como viene el reñido cierre del cómputo nacional de la segunda vuelta presidencial cualquier cosa puede pasar.
Parafraseando la conocida canción de Alejandro Sanz, así está electoralmente el Perú, partido por la mitad. Dado que, al pergeñar estos renglones, el avance del cómputo oficial de la ONPE al 91 % de la votación presidencial no permite asegurar un ganador (a), preferimos quedarnos, entre tanto, con unas reflexiones preliminares motivadas por la grave división y polarización de la Nación.
La crítica segunda vuelta presidencial que se llevará a cabo el domingo próximo, no tiene parangón en la historia del país, salvo por los comicios de 1931. No exageramos y a ver si lo terminan de entender los todavía indecisos y los que se acomodan votando en blanco o viciado.
En los comicios del 6 de junio próximo, eso representa Keiko III en favor de la continuidad del proceso y la gobernabilidad democrática en el país. No es la alternativa ideal pero tampoco la peor. Ante la alternativa que impone la segunda vuelta presidencial no tenemos duda.
Desde 1990 nunca hemos votado por el fujimorismo y ello lo hemos afirmado y escrito con motivo de cada proceso electoral en distintos diarios y hoy en EXPRESO gracias a su emblemático pluralismo periodístico.
Como venía la debacle política en el país, siempre creímos que las cosas empeorarían electoralmente. En el 2006, estuvimos cerca de lo peor al darse el ballotage entre el Comandante Humala, entonces nacionalista retrógrado y peón chavista del “socialismo del Siglo XXI”, y el repitente Alan García apenas arrepentido de su catastrófico gobierno anterior.
Así definió el excandidato Hernando de Soto la segunda vuelta presidencial en la que estamos metidos. Exactamente dijo: “Esta es una lucha de clases , disimulada en un proceso electoral”.
Íbamos a borronear sobre la candidata Fujimori, pero ahora nos preocupa algo más urgente y es intentar contribuir a identificar el mal menor en la crucial elección del 6 de junio próximo.
Si los pobres troyanos cavilaron durante algún tiempo sobre si ingresaban o no a su legendaria y poderosa ciudadela el gigantesco caballo de madera dejado como supuesto “regalo” por los sitiadores griegos, a los peruanos nos toca hacer lo mismo con el profesor Pedro Castillo que, por ahora, cabalga primero hacia las puertas de Palacio de Gobierno a la espera de lo que resulte del Ballotage del
Al pergeñar estas líneas, sólo se tiene claro el pase a la segunda vuelta presidencial de un candidato –por el que no votamos ni votaremos- y el segundo está por verse en una disputa voto a voto.