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Y ahora qué

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Fecha Publicación: 24/05/2021 - 21:30
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Son diversas las veces en las que todos nos planteamos la pregunta: “¿Y ahora qué?”. Quizás mi primera vez fue cuando comenzando la universidad mi padre se quebró económicamente y todo indicaba que no podría seguir estudiando, pero la universidad no me soltó, me becó y me dio bonos para libros y alimentación. Universidad privada, años distintos. Eran días duros en los que un paso más allá era el abismo y en los que la familia debía pagar las cuentas.
“¿Y ahora qué?” me pregunté cuando había dispuesto de siete años para una candidatura al Congreso, cuando la política era todo, pero perdí. Nada más parecía quedar por hacer con tal vocación y, de colmo, quien llegaba al poder era Ollanta Humala, que entonces asustaba. Recuerdo la tarde noche por la Avenida San Felipe caminando sin cesar pensando en aquella encuesta desde el extranjero que ponía a Humala por encima en la segunda vuelta. Con la incertidumbre radical, la misma pregunta me resonaba como con cada cambio en esta vida de impermanencias.
“¿Y ahora qué?” musité cuando me invitaron a trabajar a un diario grande dejando una planilla atrás y arriesgándolo todo, con muchas dudas. Me lo volví a preguntar cuando, por situaciones episódicas, estuve en aprietos y con hijos pequeños en mi haber. Pasados los escollos, cuando el diario, tras unos años de incertidumbre, me dice por fin para firmar por plazo indefinido (círculo cerrado, felicidad perfecta), me llama también a renunciar dos meses después. “¿Y ahora qué?” me pregunté en la puerta de aquel edificio cuyo umbral no atravesaría más. “¿Y ahora qué?” cuando con los títulos, libros, saberes y méritos que mal o bien creía tener, busqué un nuevo lugar para que solo pequeños milagros llegaran… antes de los grandes.
“¿Y ahora qué?” cuando me llegó un extraordinario cargo, pero al año de su ejercicio llegó también la peste, el final de la gestión y luego, tan de pronto y sin retomar el aliento, la posibilidad de un régimen similar al de Fidel Castro o Hugo Chávez, cosas que nunca se había planteado como posibles.
Hay más si sumo los azarosos eventos. En medio de la pandemia, no por ella, la pérdida de una madre y la de seres cercanos y amigos, y la tragicomedia de una vacuna que comienza a ser un objetivo esencial. En esa estamos y la pregunta siempre circunda y hiela las sienes.

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