ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Venta del alma al diablo

Imagen
Fecha Publicación: 30/04/2022 - 22:58
Escucha esta nota

Castillo renunció públicamente a la constituyente. Recaer ahora en esa torpe idea parece una maniobra para no confrontar abiertamente a su mentor y permitir que sea este quien va a estrellarse contra el muro del Congreso. De este modo, es el Congreso -y no el Presidente- quien toma la decisión de enviar al tacho el malhadado proyecto.

El Congreso no aprobará nunca esa iniciativa. En el instante mismo en que lo hiciera perdería el poder. Sería en adelante un pato rengo, una sombra a la espera de los “constituyentes”, que serán quienes legislen. Incluso por la más egoísta de las razones -la de conservar la chamba-, el Congreso está obligado en esta ocasión a hacer lo que debe. El proyecto es un cadáver insepulto, un espantajo.

El acto de Castillo bien puede ser una maniobra astuta, pero pusilánime. Esperar que el Congreso se encargue de enterrar el cadáver es una idea práctica solo en apariencia, porque revela temor. Ceder ante su mentor para no ser responsable de la decisión política es un error. Nunca se elude una decisión política sino en beneficio del enemigo.

Es un lugar clásico de la literatura, desde Shakespeare hasta Goethe, venderle el alma al diablo para conseguir a cambio el poder o la riqueza. Como el diablo no cumple lo que ofrece, el alma de Fausto no es arrastrada a los infiernos; la deuda de la libra de carne no logra cobrarla el mercader de Venecia. En la narrativa moderna, el diablo es astuto en el engaño y eso legitima la rescisión unilateral del contrato. Es solo ley de los hombres, no de los dioses. Y el diablo se retira sin escándalo cuando ha perdido. No le conviene la publicidad. El viejo truco quedaría en evidencia.

Pero dejemos esto para volver al caso entre manos. ¿Vendió Pedro Castillo su alma al diablo en la campaña electoral? Con la oficiosa falsedad de su mentor, ¿firmó un contrato para entregarle su gobierno al castrismo cubano a cambio de inteligencia y recursos para llegar? Si lo hizo, cayó en el engaño diabólico. Llegó al gobierno, pero no al poder. Hoy parece más bien un títere de su mentor y tiembla como una hoja ante la amenaza de que aparezca el contrato firmado por el que vendió el alma.

Si el contrato existe y Castillo se encuentra efectivamente en este predicamento, debería adelantarse a anunciar que incumple el pacto y explicarle al pueblo peruano los motivos de su error de ayer y de su enmienda de hoy. Si, en acto suicida, su mentor cometiera el despropósito de mostrar el diabólico documento, los cubanos negarán su existencia, porque la sucia treta quedaría en evidencia ante la prensa y la comunidad internacional.

Los peruanos, además, probablemente respaldarían a Castillo, aunque no le guarden respeto, porque ante una vil extorsión como esa ningún pueblo noble dejaría que el diablo se lleve el alma de alguien que llegó al gobierno como un jugador desesperado sin saber lo que apostaba.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.