Urge Operación Patriota II
El salvaje atentado narcoterrorista en el Vraem ha ocasionado la muerte de siete valerosos miembros de la Policía Nacional y levantado los peores temores sobre la eficacia de la lucha contrasubversiva en dicha castigada región del país. Incluso, un buen amigo extranjero que frecuenta el Perú preguntaba alarmado si este alevoso crimen podría ser una señal que nos devolvía a la terrible época de la insurrección senderista y del MRTA que causó la mortandad de miles de decenas de peruanos y la destrucción material por miles de millones de dólares.
La explicación que le dimos buscó precisar la realidad de la zona donde se produjo la mortal emboscada contra los abnegados efectivos policiales y señalar que se trataba del accionar focalizado de una banda compuesta por no más de tres centenas de asesinos y disidentes de la organización terrorista Sendero Luminoso una vez que esta fue derrotada militarmente y que ahora se dedicaba al narcoterrorismo cobardemente protegido por lo inhóspito de este territorio, principalmente cocalero en la Ceja de Selva. Si bien esto tranquilizó al amigo, al no representar ni por asomo alguna expansión nacional de la actividad terrorista, no sirvió de alivio porque después del éxito el año pasado de la “Operación Patriota” de las FF.AA. –ejecutada, incluso, contra la política que practicaba el nefasto régimen de turno- y que significó la destrucción del campamento principal de los Quispe Palomino, el nuevo doloroso atentado inevitablemente era muestra de un aparente exceso de confianza de las Fuerzas del Orden tras el duro golpe dado a estas huestes criminales.
Seamos claros. Más allá de la necesaria investigación de las causas que condujeron a la vil muerte de siete heroicos suboficiales de la PNP, resulta incuestionable que el malhadado desgobierno castillejo pasado contribuyó a debilitar el combate antisubversivo paralizando la erradicación de los cocales ilícitos y no fortaleciendo las indispensables bases militares y policiales en la región. La “Operación Patriota”, a pesar de todo y contra todo, fue un extraordinario éxito de inteligencia y operativo que no puede quedar como una golondrina. El Gobierno de Transición por el tiempo que dure, está obligado a apoyar sin cortapisas la acción del Comando Militar-Policial hasta lograr la total extinción del foco narcoterrorista y alcanzar la pacificación y el desarrollo socio-económico que demanda el Vraem. Que venga otra “Operación Patriota” hasta la victoria. ¡AMÉN!
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