ÚLTIMA HORA
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Tu último día

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Fecha Publicación: 03/07/2023 - 21:30
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Carpe Diem, frase de Horacio que atribuyen a un hedonismo impaciente: “goza el día”. No es al goce a lo que nos llama Horacio, sino a “aprovechar el día”. ¿Tenías una llamada que hacer o un mensaje que escribir desde hace tiempo? ¿Guardas el buen vino para ocasiones especiales? ¿Dejas pasar oportunidades? ¿Te quedas mirando el techo?...

Steve Jobs dictaba una charla cuando vio en el auditorio a una dama que le atrajo. Al terminar se dirigió a su automóvil y se hizo la pregunta: “¿Y si hoy es el último día de mi vida?”. Dio la vuelta y fue tras ella.

Esto viene a cuento por una breve charla en TED 2011 de un sobreviviente del vuelo que aterrizó de milagro sobre el río Hudson en 2009. Se trata de Ric Elias, quien estaba sentado en primera fila mientras los motores del avión se apagaban y el piloto advertía: “prepararse para el impacto”. Elías, azorado, lo narra y expone lo que procesó rápidamente tras estar a un minuto inexorable de la muerte.

“Aprendí que todo cambia en un instante. Tenemos esta lista de cosas para hacer antes de morir, estas cosas que queremos hacer en la vida”, solo que las aplazamos como si fuéramos a vivir para siempre. Elías sintió en ese límite vital el peso de su ego. Hay pulsiones bárbaras que atizan la soberbia, el narcisismo, la ambición. Tal lastre impide ser una mejor versión de uno mismo. Vivir en la pelea, el rencor, en tratar de tener razón (hay un libraco de Schopenhauer para quien quiera dominar tal arte)… eso no es la vida radical, es la vida racional que se marchita.

La tercera lección de Elías es sobre el miedo a morir, miedo que superó en ese extremo y sin angustias unamunianas. En ese conteo regresivo los versos de Gil de Biedma quedan invalidados: “Dejar huella quería /y marcharme entre aplausos /-envejecer, morir, eran tan solo / las dimensiones del teatro. / Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma: / envejecer, morir, /es el único argumento de la obra”.

Un joven filosofo, bastante crítico de tales versos, dice que quizás Gil de Biedma se durmió en la obra. Tiene una pegatina que le sugiere cada día “es su último día”. Se esmera en hacerlo todo, no espera nada de nadie porque el tiempo es falible como la gente. Tiene razón. Carpe Diem.

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