A través del cristal
Es difícil develar la intimidad, exponerla y someterla a juicio de los demás; más aún cuando se es joven. Sabemos que cada misterio siempre viene unido a indescifrables situaciones muy particulares y muy personales, pero una vez expuesto a la luz esta lo recorre lenta, indetenible haciendo su propio camino. Este es el caso de un grupo de jóvenes cuyo común denominador es ser estudiantes de carreras tecnológicas en TECSUP, quienes retando a todas las actividades propias de su formación profesional han abierto una arista, tremenda arista, para entregarnos sus novísimas voces llenas de esperanza. Es difícil sensar la temperatura cuando se está cerca del horno, pero es ahí donde se prueba la debilidad del acero. Por eso, celebro y saludo con una alegría especial la feliz decisión de este grupo de jóvenes de haberse reunido como quien va buscando el punto de la tangente de un círculo que les mostrará un mundo con muchas satisfacciones, pero sobre el cual hay necesidad de reflexionar siempre.
En nuestro país es difícil publicar un libro y lo es más aún cuando se es muy joven. Sin embargo, esto no fue óbice para Jack Zavala, Omar Armas, Matías Alvarado, Matheus Reyes, Joshua Cora, Edison Ramos y Matthew García quienes han unido sueños y esfuerzos para entregarnos este bello libro de prosa y verso “A través del cristal” escrito como para señalar que la rueda de la vida debe seguir girando en el sentido de las manecillas de una sociedad que haga eco de sus particulares aspiraciones.
Sus voces se irán alimentando de muchas vivencias y de mucha lectura; sus voces irán alineándose a su propia resonancia, de ellos dependerá cultivarlas y de ellos dependerá anunciarse animismos en el libro de la vida. A ellos, después de haberlos leído me gustaría leerles un párrafo del artículo ‘Almas de jóvenes’ que escribió Miguel de Unamuno: “No mires, joven, tu reflejo en los demás; mira sus reflejos en ti mismo. No te busques desparramado en los otros antes de haber buscado a los demás coyuntados en ti. Si los unes en tu espíritu, sabrás luego unirlos en la vida”.
Las esperanzas que abrigo en las y los jóvenes están intactas, y hechos como la entrega de este libro, a pesar de ser un hecho aislado, me reconforta, me nutre y me anima a seguir apostando por esa juventud. No olvidemos que la juventud es un divino tesoro que debemos cuidar siempre.
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