Tiempos movidos
Toda renovación ministerial provoca reacciones de las más variadas en la opinión pública. Sea porque era lo reclamado y deseado por la población o sólo por necesidad del gobierno de refrescar un gabinete agotado. Lo ocurrido, esta semana, no tiene por qué ser la excepción. La tercera recomposición ministerial, en lo que va del gobierno de la presidenta Boluarte, ha traído más críticas y pocas aceptaciones. Se ha dicho que se trata de “más de lo mismo”; es decir, que no se advierte el cambio. También se le ha criticado que muchos de los ministros que han ingresado cargan una mochila que recuerda al expresidente Martín Vizcarra por su cercanía con él, lo cual pone los pelos de punta por lo que representa él como gobernante investigado por casos de corrupción.
Ni bien tomaron juramento los nuevos titulares de seis ministerios, la prensa empezó a airear esas mochilas que los ministros comprometidos deberán explicar para convencer a una población escéptica frente a tantos actos de corrupción o de pésima gestión en la administración pública de los gobiernos más recientes. Las críticas más encarnizadas a estos cambios vinieron de las canteras políticas denominadas “caviares”, que van perdiendo presencia y poder en puestos claves del Estado.
Se recordó que el nuevo ministro de Justicia, Eduardo Arana, postuló, hace cinco años, a una regiduría en el distrito de San Isidro, con la camiseta de Alianza para el Progreso, mientras que la nueva titular de Producción, Ana María Choquehuanca, fue ministra de la Mujer, mientras fue congresista de Peruanos por el Kambio del exmandatario Pedro Pablo Kuczynski. Algunos memoriosos analistas aseguran que el ministro Raúl Pérez Reyes, quien dejó Producción para hacerse cargo del sector Transportes, fue también titular del ministerio que dejó, durante el período de Vizcarra. Ahora asume un sector muy fuerte y poderoso, pero también groseramente manchado de corrupción durante el breve gobierno de Pedro Castillo.
Este es el contexto en el que se registran estos cambios que la población espera que ayuden, desde sus competencias, a resolver los problemas más álgidos y de pronóstico reservado que nos esperan en los próximos meses, con la llegada del fenómeno El Niño. Existen obras de infraestructura que recién empiezan a ejecutarse, presupuestos no ejecutados por ineptitud u otras razones, pésima gestión en algunos sectores que no son competencia del gobierno central, sino de los gobiernos regionales y locales que no dan fuego, mientras los peligros de la naturaleza casi están en nuestras narices.
En medio de esta vorágine angustiante, nos llega, como un bálsamo para aplacar angustias, el sainete al que nos tiene acostumbrado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ocurre que este personaje anunció, hace unos días, que evitará sobrevolar el espacio aéreo peruano durante su gira por Colombia y Chile. “Como no queremos que nos hagan una majadería porque como es público y notorio no tenemos buenas relaciones con el gobierno de Perú no vamos a solicitar pasar por el espacio aéreo. Vamos a dar un rodeo para llegar a Santiago de Chile”, ha dicho este pintoresco personaje en una de sus habituales conferencias de prensa en su país.
Una noticia políticamente importante, es la inminente reinscripción del PPC partido de tradición democrática de antigua data y cuya presencia en el debate actual permitirá que las ideas tengan la lucidez que tanto se requiere. Recordemos que su líder Luis Bedoya Reyes tuvo la grandeza de apoyar a Víctor Raúl Haya de la Torre para la presidencia de la Asamblea Constituyente de 1978, hecho histórico que no debemos olvidar. Felicitaciones a Lourdes Flores y a los nuevos y viejos lideres del vecino partido.
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