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¿Te arrepientes?

Fecha Publicación: 14/01/2019 - 21:20
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‘Black Mirror’ es una serie de Netflix para quienes gustan de la ciencia ficción. Lo curioso es que utiliza el Bandersnatch, una historia con actores reales, pero en la que los espectadores pueden tomar algunas decisiones importantes o no tan importantes en cada capítulo. Puedes decidir si un personaje salta desde una terraza o si cambia de música o no, quedando en suspenso todo aquello que pudo pasar si optábamos por otra cosa.

Una decisión puede llevar al personaje a la tragedia o a un buen final, pero ya no es responsabilidad del guionista o de Dios sino del espectador que optó entre dos posibilidades. La vida misma, esa que a cualquier edad nos lleva a preguntarnos qué decidimos bien y qué no, nos ofrece la respuesta. Quizás era mejor huir de aquel, de esa oferta maliciosa, de aquella situación. Quizás visitar una Facultad de Medicina en las previas a la universidad hubiera sido mejor. Sí, siempre nos quedamos en el “quizás” al que nos llevan esos contrafácticos vitales, esos escenarios en los que debemos decidir sin tener una bola de cristal sobre la mesa.

Nadie elige por razón sino por deseo o necesidad. Ni los políticos tienen todas las herramientas ni los asesores, para saber que están decidiendo bien, aunque no sea otro quien les toque el botón y sean ellos los únicos guionistas. El peso de la libertad es tener que decidir, estamos condenados, según Sartre, a esa libertad sin que un Bandersnatch nos salve de la responsabilidad. En realidad, ni los jugadores de fuera podrían saber si estábamos ante la posibilidad de una ganancia o una pérdida. Un hombre camina por la avenida Benavides y ve en una esquina a la que cree es la mujer de su vida, pero como en uno de los cuentos de Murakami, apenas se dicen cinco cosas y siguen sus caminos. Nunca más se volverán a ver. Él sabe que esa cita de negocios en aquel café era menos importante que esos ojos fundamentales que asomaron en la calle. Hubiera decidido quedarse y hablar, pero el reloj lo llevó a apurar el paso. El negocio se frustró, el amor también.

Probablemente, en sus vidas se hayan presentado momentos precisos en los que era fundamental quedarse, huir, hablar, callar, desviarse, anticiparse o quedar. La diferencia puede ser abismal solo al final del tiempo si de balances se trata. ¿Te arrepientes acaso de algo?