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Tantas veces el Congreso

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Fecha Publicación: 22/08/2023 - 22:10
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No tenemos duda de que sin la existencia del Poder Legislativo no es concebible hablar de un Estado Constitucional de Derecho y de un Régimen Democrático Representativo. Con todos sus defectos resulta indispensable como el principal órgano de control y contrapeso político del Poder Ejecutivo aquí y en la Cochinchina. La ratio de la división o separación de los Poderes –sin dejar fuera, por supuesto, al Judicial– es de manual respaldado por la Ciencia Política y la Teoría del Estado moderno. Siendo esto axiomático, las barrabasadas y dislates cometidos en las últimas semanas en el Parlamento Nacional –salvando a alguno de sus todavía respetables miembros- pone a prueba, sin embargo, la absoluta validez de lo antedicho y a la hasta ahora tolerancia y paciencia Jobianas de la ciudadanía peruana ante la grave coyuntura que erosiona el Palacio de la plaza Bolívar y, por ende, la gobernabilidad. Pruebas al canto.

Empecemos por la elección de su flamante Presidente. Nadie discute que dado el archipiélago de bancadas y bancaditas que pululan por el Hemiciclo, la conformación de la Mesa Directiva congresal resultaría, inevitablemente, fruto de un reparto non sancto o contra natura, pero de allí a sentar en la presidencia a un impresentable tanto por su pasado cuanto por el rosario de falacias o mentiras que ensaya a diario para sobrevivir en la función ofende groseramente a la ética y a la moral por no meternos en lo penal. Seguimos con la obscena repartija de las Comisiones Ordinarias esenciales para el funcionamiento legislativo y fiscalizador –v.g. las de Salud, Educación, Trabajo, etc.– cuyas cabezas recae en padres o madres de la Patria sin idoneidad alguna para el cargo. Un ingenuo analista sostiene que lo mismo ocurría antaño, a lo que habrá que replicar que es imposible peor representación nacional que la actual plagada de Dignas indignas, gavilla de niños, 'mochasueldos' y demás pelajes, y ni qué decir de sus desesperados intentos legiferantes para mantenerse en las curules a troche y moche así se vaya antes el mediocre Gobierno de doña Dina.

Reiteramos: El Congreso es indispensable en la estructura de un Estado Democrático, pero lo que tenemos anclado en una realidad paralela es cada vez más inaceptable si no se regenera institucionalmente purgando a la vergonzosa caterva de malandrines que lo infecta y reconciliándose con nueve de cada diez peruanos que lo rechaza. ¡AMÉN!

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